Parte #26

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Era una tarde cálida en la costa francesa. El mar estaba completamente plano, una leve brisa me sacudió el pelo e hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. Bajé por el último pantalán del puerto de Hendaye respirando profundamente el olor a mar. Buscaba un barco fácil de llevar para Nash y para mi, necesitábamos que fuese algo a vela, ya que no teníamos las llaves de ninguno de motor.

La autopista estaba cortada por coches abandonados e incendios, así que decidimos ir hasta Hendaye en coche y allí coger un barco y navegar hasta Hossegor. No tardaríamos más de seis o siete horas, todo dependía del viento. Llegaríamos de madrugada.

-¡Éste!- le gritando a Nash señalando el precioso Bavaria de cincuenta pies que tenía ante mis ojos. Había barcos muchísimo más grandes, por supuesto, pero, ¿para qué queríamos más?.

Corrí al coche a sacar el resto de bolsas que Nash no había conseguido coger . Todo estaba tan tranquilo... Pero esta vez era una tranquilidad real. El agua ahuyentaba a los zombies así que aquí estábamos seguros. Cerré el coche y me aseguré de que estaba seguro en el aparcamiento, me daba tanta pena dejarlo ahí una semana entera...

Abrí la puerta del camarote con un disparo ya que no teníamos las llaves. Investigué dentro del barco, había fotos de los dueños y las guardé en un cajón, total, a ellos ya no les iba a importar. Teníamos una cocina, un salón, dos habitaciones y un baño. Las armas, los explosivos y todas las herramientas las guardé en un armario que tuviese fácil acceso, por sea caso. Fui al camarote de proa y dejé mis cosas, toda la ropa que había ido recopilando en La Mongie durante los últimos meses, lo "cogía prestado" de tiendas y casas... No me quedaba otra.

-¿Sabes algo de barcos de vela?-preguntó Nash.

-Yo navegaba antes de todo esto, competía, me encanta estar aquí...

-¿Hay algo que no hicieras antes?. Volveremos, cuando estemos a salvo, buscaremos un sitio con mar.-sonreí ante esa afirmación, realmente echaba de menos la costa. Se quedó mirándome sin decir nada y le hice un gesto para que reaccionase, me dio un beso en la mejilla y subió a la cubierta. Raro.

Salimos del puerto a vela y miré hacia la izquierda, allí estaba Hondarribia, recuerdos cruzaron mi mente, pero pronto tuve que fijarme en otra cosa. Nash estaba sentado a babor mirando la nada, y por enésima vez deseé saber que pasaba por esa cabeza, estaba muy raro ultimamente...

-¿Nash?¿Hay algo que me quieras decir?- pregunté intentando que me dijese la vedad esta vez.

-No..., Si.., Sof, esto no va a acabar nunca y ¿qué vamos a hacer nosotros?¿qué vamos a hacer con Sky?¿y con los chicos?¿qué pasa entre nosotros?¿y si perdemos a uno de los chicos?¿qué vamos a hacer?- se levantó y se situó delante del timón sin dejarme más remedio que mirarle y pensar qué contestar- ¿qué pasa si encuentras a tu familia?.

Giré la cabeza intentando evitar su mirada, lo que vi lo era lo que esperaba ver. A mano derecha se encontraba la bahía de Hendaya, la mandíbula me dolía de la expresión de asombro que tenía en mi cara. La playa estaba repleta de cuerpos inertes que parecían haber llegado allí por el agua. Las ropas rotas y los destrozos en la piel y la sangre me hizo ver que habían sido en algún momento zombies.

-Na...Nash- le señalé la playa. Se puso la manos en la nuca al ver lo que teníamos ante nosotros.

Después una bocina de barco nos hizo reaccionar, pero no supimos decidir de donde provenía. Ante nosotros sólo estaba el inmenso e interminable mar.

El verano que vivimos peligrosamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora