Mírame con Amor | Caché

Capítulo 26. Lady Di.

POCHÉ.

Mis piernas acorralaban su cuerpo contra el mío, había perdido todo sentido del tiempo y no sabía cuando fue que Daniela me levantó y me sentó sobre el mesón del lavabo. Sus manos se deslizaban por mis muslos y terminaban en mis glúteos que no se restringía en apretar a su antojo.

Mis manos descansaban en su cuello mientras nuestros labios se devoraban entre sí, era una lucha de lenguas y mordeduras que no podía controlar, me sentía volando en las nubes, como si todo lo que fuera malo en mi vida hubiera desaparecido y solo fuéramos ella y yo disfrutando de nuestra compañía.

Sus labios se separaron de los míos para bajar a mi cuello y comenzar a lamer y chupar toda esa zona que gustosa le expuse echando mi cabeza hacía atrás, los jadeos no dejaban de salir de mi boca, sentía muchas corrientes eléctricas dentro de mí y cada más besos me daban, más húmeda estaba mi entrepierna.

—No muerdas tan fuerte... —pronuncié con un poco de dificultad, lo último que necesitaba era una marca que me delatara. Pegué un pequeño grito cuando sentí su mano fría tocar mi abdomen para desabrochar el botón de mi pantalón y bajar el cierre del mismo. No la detuve.

—No sabes cuanto extrañaba esto —suspiró agitada, sus labios estaban enrojecidos y sus pupilas dilatadas, me dediqué a examinar sus movimientos, esos vaivenes que realizaba su cuerpo, entregándose completamente a mí para que navegara y tocase todo de el me estaba volviendo loca.

—¿Qué cosa? —pregunté como una boba, su boca besaba mi mejilla y comisura de forma tentativa.

—Tus gemidos, tus jadeos... —susurró despacio —Tú dispuesta a entregarte a mí como esa vez en ese club —su voz erizó mi piel y fue en ese momento en donde algo dentro de mí hizo click.

Otra vez estaba cayendo en sus juegos, en sus redes cuando me prometí a mi misma no volver a tentarme con ella, en centrarme en Santiago y olvidar a Daniela Calle para siempre, pero aquí estaba, a punto de tener relaciones sexuales en un baño del cine con mi ex novia.

¿Cuándo será el día que aprenda la lección?

—Basta —empujé a Daniela de forma tan sorpresiva que ni ella misma se lo esperaba, su rostro de confusión se hizo presente de inmediato —No puedes venir y presidir que volvamos a ser las mismas de antes como si nada hubiese pasado -exploté.

—Poché... —comenzó, pero la interrumpí.

—Poché nada —alcé un poco la voz, comencé a abotonar mi pantalón y arreglar mi presentación antes de salir del lugar —No sé que buscas con esto Daniela, no sé si es un juego para ti o simple venganza o lo que sea, lo único que quiero es que te alejes de mí y que sigamos como antes del día de ayer, por favor —intenté hacerle entender.

—¿Estás segura? ¿Eso quieres? —sonrió de forma burlesca y eso me hizo enfurecer aun más —Después no habrá vuelta atrás, María José.

Comenzó a caminar hacía mi de forma lenta y tentativa haciéndome tragar en seco, no podía mentir ya que su sola presencia ponía mi mundo de cabeza y sus palabras eran capaces de hacerme enloquecer, pero ella no tenía porque saber eso.

—No deberías de rechazarme, no de nuevo —habló quedando cerca de mi nuevamente —Tómame como un regalo de despedida de soltera, solo hasta el día de tu boda... —fruncí el ceño —Tú no dirás nada, yo no diré nada y todo el mundo feliz —sus ojos observaban mi boca —Después desapareceré de tu vida y tú de la mía, como si nada hubiese pasado.

Estaba helada ante sus palabras, de todas las cosas que pensé que me diría, sin duda esto no estaba en mi cabeza. Después de todas las veces en las que me insultó, jugó conmigo y me destrozó el corazón, jamás pensé escuchar esto.