[21 junio 2010]
No sé exactamente qué pasó, ni cómo pasó. Recuerdo el comienzo del nuevo curso como una fase mixta en la que no estaba segura de cómo debía sentirme. Gemma ya no estaba, pero seguía estando invitada a las cenas los viernes, lo que fue un alivio al principio, porque mi madre estaba especialmente pesada últimamente con el comienzo de mi último curso antes de la universidad.
Luego pasaba parte de mi tiempo con el último chico en la faz de la tierra con el que pensaba que iba a empezar a enamorarme. Lo que no significaba que no estaba pasándomelo bien, sobretodo después de lo segura que estaba de que ambos estábamos pasando por lo mismo; sentimientos nuevos que no estábamos seguros cómo manejar, que nos mantenían despiertos por las noches y nos hacía tener vértigo a las cosas que antes no nos mareaban, como simples roces o miradas ordinarias que ahora eran clandestinas. Estaba prácticamente segura, él se aseguraba de que supiera que no estaba sola en esto, me sonreía todas las mañanas en el camino hacia el instituto y me acariciaba sutilmente el meñique al caminar de vez en cuando. Yo pasaba muchas tardes en la bajera de los componentes de su banda, me acompañaba a casa por las noches, y muy de vez en cuando me besaba bajo los árboles cerca del río.
Esa era mi parte favorita, volver a sentir su piel curvarse bajo la mía y ver la mirada que me dirigía sin miedo a que nadie nos pillase. No es que fuera un secreto, pero en silencio a mí me gustaba pensar que lo era, y me iba con mis mariposas en el estómago a dormir. Hizo que me olvidara rápido de que estaba de nuevo sola, y que el único amigo en el que podía confiar era realmente el chico con el que soñaba por las noches.
Nunca nos intercambiábamos palabras que nos hicieran sentir incómodos porque ambos sabíamos donde estábamos, él era capaz de ver cómo me sonrojaba cuando me sonreía, pero yo también podía ver cómo tenía que apartar la mirada algunas veces cuando acariciaba su pierna en sitios donde no debía estar tocándole. Sabíamos lo cómodos que estábamos el uno con el otro a solas, en mi habitación después de que se colara en mi ventana noche tras noche y se convirtiera en una tradición. Fue dulce y nuevo, excitante y divertido, y todavía me quita el aliento cuando pienso en ello.
No sé si hice algo, o si pasó algo en concreto que le hiciera cambiar de opinión. Supongo que simplemente dejó de sentir lo que le dejaba a él las noches en vela, y un día se despertó sin ser yo su primer pensamiento de la mañana.
Me dejó atrás poco a poco. Casi hubiese deseado que fuera repentino y me lo hubiera dicho en el segundo en el que empezó a desenamorarse de mí. Porque cuando me di cuenta ya era demasiado tarde para intentar hacer algo al respecto, y yo ya estaba demasiado metida como para que mi corazón no se rompiera.
12:05 Harry💦: Estoy abajo
Hacía lo que podía por ponerme los pantalones y ahuecarme el pelo lo más rápido que podía, pero acababa de salir de la ducha cuando vi el mensaje. Salí casi corriendo de mi habitación, y solté un pequeño gruñido cuando escuché la voz de mi madre en la entrada más entusiasta que nunca.
—¡Anna! Han venido a visitarte.
—Ya voy —dije corriendo por las escaleras y prácticamente empujando a Harry con prisa a la calle.
—¿A qué viene tanta prisa? ¿No me vas a presentar al chico? —dijo cruzándose de brazos y sonriéndole, mientras él me miraba sin saber muy bien qué hacer.
—Mamá, es Harry —dije, mirándola incrédula—. ¿Harry Styles?
Se quedó un rato callada procesando la información y luego esbozó una mueca todavía más amplia de extrañeza.
—¿El hijo de Anne? Madre mía, ¡qué alto estás! No como nuestra Anna, que se ha quedado algo pequeña. Bueno, sus primos de Essex están también altísimos, aunque mi hermana siempre ha tenido buenos genes.
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Yina |s.m|
Short Story🌺✨dahlia /ˈdeɪliə/ (dalia): gratitud, buenas intenciones, primer amor. {Spin-off de Same Mistakes} ©fxck0pinions, 2019 TRIGGER WARNING: contenido explícito de drogas y sexo. Lees bajo tu propia responsabilidad.