Capitulo 11

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- ¿Qué tomas? – preguntó Sakura. Una vez en casa de Naruto. Gaara estaba aún despierto viendo la televisión. En ese momento no le importaron las diferencias. Y mucho menos que hace unas horas le había tenido temor o algo así. Solo quería hablar con alguien.

- RedBull. – contestó él. Y tomó de la lata una vez más. - ¿Naruto no viene conmigo?

- No. – respondió ella, seca. – a preferido quedarse con la muy zo... con su amiga.

- ¿Hinata? – Gaara esbozó una sonrisa cómplice.

- ¿Tienes otro RedBull?

- Sí, en la nevera...

Sakura abrió y cogió una lata, para luego cerrarla y seguir con la conversación.

- Sí Hinataa – puso los ojos en blanco. Odiaba el solo hecho de recordar su nombre. Había tenido que soportar toda una noche con sus estúpidos cariños hacia Naruto. Había tenido que soportar observar como es que se le pegaba siempre, le tocaba. Y por último, tener que aguantar como Naruto apuntaba sus ojos a los senos de esa zorra.

- ¿Te cae mal?

- ¿Debería caerme bien? Es una...

- Dilo...

- ¿Zorra? ¿puta? Que se yo. Pero Naruto tampoco se queda atrás...

- ¿Él también es una zorra? – Sakura rio al escuchar esa pequeña pregunta.

- Es un idiota... - Ella tomó del RedBull. Aunque odiaba el sabor de esa bebida, necesitaba ahogar esa furia que tenía adentro con algo.

- ¿Qué hizo?

- ¡La miraba siempre!

- Mujeres... - Él blanqueó los ojos.

Sakura se sintió ridícula. Al menos por un momento. Pensándoselo bien había quedado mal con aquella familia. La misma que, como le habían contado, había ayudado incontables veces a Naruto en su niñez.

- No puedo creer que te den celos de Hinata.

- Ya déjame. – le dijo Sakura.

- Tú le gustas a él... - le dijo Gaara. Sincerándose, ralmente lo sabía....Realmente lo notaba. Esta vez no se trataba de la simple mujer que traía a su casa por un día, follaban y no la veía nunca más. Sentía que estaba vez era importante para Naruto.

- No lo defiendas ¿vale?

- Está enamorado. Te lo juro. – le volvió a decir. – de otra manera no estarías viva.

Eso le enfrió la sangre por completo. Pero parte de esa enorme sinceridad era cierta. Naruto se moría por ella. Tanto... que no se atrevería a hacerle nada nunca.

De pronto se escucharon las llaves interceder en la cerradura de la puerta principal. Es él... pensó Sakura . De inmediato se tomó lo que pudo de la lata de RedBull y dejó lo que quedaba sobre la pequeña mesa de centro. Antes de irse a la habitación, se volteó para decirle algo a Gaara.

- Gracias. – le sonrió ella. Una sonrisa sincera. Y tal vez...y solo tal vez... por una milésima de segundo, él pudo entender porque Naruto se había enamorado de ella.



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