capitulo 32

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Capitulo 32


Sasuke detuvo el auto. Había hecho un gran esfuerzo por dejar a Karin en Konoha mientras él acompañaba a Naruto, pero sentía que debía hacerlo para evitar otro tipo de tragedia.

- Es aquí. – le indicó. Naruto bajó del auto, Sasuke hizo lo mismo. El lago se encontraba bajo las dos únicas casa que se localizaban en esos terrenos. Los padres de Sasuke siempre habían tenido dinero, y esas eran unas de las casas más codiciadas de Japón
Naruto las divisó. Como supuso. La casa de al lado era la única que se encontraba con las luces encendidas. "Así que ahí estás ¿verdad? Te has jodido conmigo...te has jodido...te lo prometo". Decidió caminar directo hacia la casa en donde pensaba y se encontraría Nagato.

- Quiero entrar solo. – le pidió Naruto. – quiero que...quiero que lo entiendas, es un tema personal. Algo que debo aclarar con él si es que en verdad está ahí adentro.

- Se lo que es. – afirmó Sasuke. – ten. – se regresó al auto y abrió uno de los estantes de este para sacar una arma común. – está cargada.

Naruto asintió. Esto no le daba miedo en lo absoluto. Matar era sencillo. Sencillo para él. En realidad todo lo era, todo...menos tener que afrontar que Sakura podía resultar herida en todo esto. Esta vez Naruto se adentró.

Un golpe ,Dos , Tres. La puerta principal cayó.

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Le desató las manos. Lo tenía desnudo frente a sus ojos. Esta vez no se había abstenido de llorar. Tenía miedo. Miedo más que nunca. Sabía que esta vez no se salvaría de ser violada por él. Esta vez no tendría dos opciones por escoger, sería eso... o eso. Una vez desatada quiso salir corriendo de ahí.

El la tiró con una fuerza descomunal a la cama del costado. Se dio tiempo para acomodar la cámara, para que esta tuviera todos los detalles de lo que estaría apunto de hacer.

- Quiero que grites. – le ordenó. – que grites tanto como mi hermana lo hizo. - Sakura lo miró aterrorizada desde abajo. Intentó irse de nuevo, pero él volvió a cogerla de nuevo. Rozando su pene y sus testículos con sus jeans. Bajó sus labios. - ¡no te muevas zorra! – le gritó. Le besó el cuello, mientras ella se movía. Mientras ella solo deseaba morir

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