Capítulo 1.-Sorpresas

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Candy esperaba impaciente en la entrada principal, caminaba de un extremo al otro de la habitación, viendo de vez en cuando su reloj de pulsera, no podía creer que justamente ese día a su jefe que era un maniático de la puntualidad se le hubiera hecho tarde, ella necesitaba con urgencia encontrar un reemplazo para su asistente que no tuvo la educación de avisar con anticipación de su renuncia, por esa razón llego mucho más temprano de la habitual, después de dejar su maletín en su escritorio y tomar unas carpetas decidió instalarse en el ingreso al edificio, solo así podría hablar con él de otra manera, si lo dejaba llegar a su oficina, ya no tendría la oportunidad de hablar.

Le sonrió tímidamente a la recepcionista que por enésima vez volteaba a verla, dejo las carpetas de lado y se aliso un poco su reluciente traje sastre, perfectamente combinado con sus zapatos de tacón ,era increíble lo exigente que era con su atuendo, en ocasiones al verse en el espejo difícilmente se reconocía ,pero después de perder un poco de peso, se sentía como si hubiese rejuvenecido algunos años, aunque tampoco era tan vieja, tan solo tenía veintisiete años, así que no era como para sentirse una anciana.

En cuanto vio aparecer el mercedes de su joven jefe sintió un poco de alivio tenia miles de balances y presupuestos que hacer, así que entre más temprano tuviera esa charla con él, sería lo mejor; con fastidio vio que se encontraba hablando por teléfono, paso a su lado haciéndole una seña con la mano para que lo siguiera sin dejar de atender su llamada, subieron al ascensor que los llevo directamente a la presidencia, entraron a la oficina cerró la puerta y paciente espero a que colgara.

El joven colgó el auricular y saludo con una sonrisa a su joven empleada mientras tomaba asiento frente al gran escritorio de la presidencia de Industrias Cornwell

-Y bien Candice ¿en qué te puedo ayudar?-le guiño un ojo

-Stear, lamento haberte abordado así pero te he traído estos curriculums es para suplir a Simón

-Oh lo siento querida ¿No te envié un correo?-dijo poniéndose de pie

-No, ayer quedamos en revisar juntos los prospectos y acordar cual sería el mejor

-Candice, el puesto ya está ocupado-dijo encogiéndose de hombros-de hecho tu nuevo asistente llegara en unos minutos

-¿Qué estás diciendo Stear Cornwell?-dijo molesta

-Amiga lo siento, sé que era importante para ti, sé que debería haberte consultado pero es que un primo mío está pasando por una mala racha y no pude negarme…

-¿Un primo tuyo? ¿De asistente?-preguntó aun sin entender

-Mira sé que es algo muy confuso, pero no tuve alternativa, en realidad se muy poco de él, lo contrate porque mi madre me lo pidió y de momento no había nada más disponible, por un momento pensé que no aceptaría pero lo hizo así que no tuve otra opción ¿Lo entiendes Pequitas?-le dio una amplia sonrisa

-Eres insoportable Stear-rió-espero que al menos sepa cómo manejar una agenda

-Créeme es alguien muy bien preparado, de eso no hay dudas solo es un favor, el tipo viene huyendo de New York al parecer su prometida lo engaño con su jefe…Ya sabrás el escándalo

-Es una lástima, bueno en cuanto llegue lo envías a mi oficina-dijo poniéndose de pie

-Candice, ¿Por qué no lo esperas aquí? Digo no tarda en llegar y hace tanto que no conversamos ¿Cómo está todo?

-Bien, lo típico ya sabes…Anthony en algunas ocasiones me desespera es tan…

Nuevamente es timbre del teléfono se dejo oír ,ella solo sonrió observando a su amigo hablar, haciéndole señas para que lo esperara, suspiró pensando en que realmente quería demasiado a Stear aunque en ocasiones fuera un completo despistado, su familia le abrió las puertas cuando ella llego a aquella ciudad, sola ,perdida y con un enorme problema, ocho años de luchar incansablemente ,de largas noches de insomnio pero al final su esfuerzo había valido la pena, observo el diamante que resplandecía en su mano la felicidad estaba ahora tan cerca.

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