Volverte a Amar

Capítulo 3:Destino

Candy dio un pequeño salto al escuchar aquella voz, se giro de inmediato y suspiro aliviada, no sabía el porqué se encontraba tan nervioso, no debería de estarlo. Sus miedos de hacían presentes tan solo al saber que Albert estaba ahora tan cerca.

-Parece como si en verdad ocultaras algo

-Eres un tonto Archivald…¿Cuándo regresaste?

-A mí también me alegra verte Gatita-bromeo

-Eres un bobo-sonrió-en verdad me da alegría que estás aquí

-Lo sé, dile a Stear que su hermano malvado está de regreso

-Seguro le alegrara mucho saber que ha vuelto-dijo amigable

-No lo creo, me asocia con los problemas-respondió serio

-Vamos Archie, no seas infantil..¿Vienes por Alexia?

-Necesito pasar tiempo con mi princesa-contesto asintiendo-le he echado tanto de menos

-Eso es porque así lo has querido

-Tú sabes mejor que nadie que mi relación con Elisa se fue al carajo

-No voy a ponerme a discutir eso contigo nuevamente, lo único que te diré es que ella te sigue amando

-Pues que no debería hacerlo-respondió metiendo las manos en los bolsillos-No debería seguir pensando en alguien que la ha herido tanto

-Archie vengan a cenar esta noche-pidió tocándole el brazo-a Tony le dará mucho gusto jugar con Alexia y me gustaría conversar contigo

-No sé porque presiento que eso sería una sesión psicológica-sonrió

-No seas bobo, solo deseo que nos pongamos al día-le hizo un guiño-tienes que contarme como te ha ido en tus viajes

-Está bien, los veré esta noche-soltó un suspiro

Antes de dar vuelta para marcharse deposito un suave beso en las mejillas de uno de sus mejores amigos, adoraba a los hermanos Cornwell cada uno a su manera había sido un apoyo fundamental para ella, en el momento que más oscuro se encontraba su camino, ellos le ayudaron a ver una luz de esperanza, sintiéndose un poco más segura en ascendido el motor del auto y se repitió a si misma que todo estaría bien.

O o O

Albert esperaba impaciente la llegada de Candy, revisando algunos documentos se encontró con que aún tenía mucho que explicarle sobre las obligaciones de su puesto, resopló dándose cuenta de que aquello era una mentira que su mente se inventó, sólo para tener una excusa para poder estar cerca. de ella, necesitaba verse reflejado en esos ojos verdes.

Se recostó en el respaldo de la silla, nunca pensó que su vida se pondría de cabeza justo cuando quería empezar de nuevo, la situación que lo llevo a aquel lugar había pasado a segundo término, ya ni recordaba si amaba en verdad a aquella que solo se burlo de él. Y es que en cuanto Candy apareció en su camino todo lo demás dejo de existir, ahora ya no pensaba en nada más, cerró los ojos para buscar algo de tranquilidad en su interior, había tantas preguntas dentro de su mente, tantas cosas que no comprendía. , pero confiaba que con el tiempo todo seria aclarado.

Cuando Candy salió del elevador y entró al piso de su oficina, dio un paso atrás sorprendida, nunca imagino que Albert ya se encontraría allí esperando por ella. Su corazón latía desenfrenado al verlo así, parecía tan sereno y vulnerable, se imagino que aún estaba afligido por lo sucedido con su prometida. ¿Qué había llevado a una mujer a causarle una traición a aquel hombre? Albert era un deleite para la vista, así que no desaprovecho la oportunidad de hacer un escrutinio de su persona. El pelo rubio le caía ligeramente sobre su rostro, se mordió el labio inferior en cuanto su mirada se poso sobre aquella boca roja que tantas sensaciones despertó en ella en el pasado, era alto tanto que aquella enorme silla parecía tan pequeña debajo de su cuerpo, era tan perfecto que parecía un sueño.