Capítulo 5 Inevitable

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Candy acariciaba el papel sin dejar de observarlo, trazó con sus dedos aquellas delicadas líneas, un mensaje tan simple, una caligrafía demasiado conocida, mordió su labio inferior recordando un poco aquel pasado que no podía evitar añorar, los días que vivo al lado de Albert siempre estaban en su memoria. Su mirada seguía fija en aquella simple nota "Hice algunas correcciones si necesitas algo llámame…Que tengas un hermoso fin de semana" suspiro mientras doblaba aquel papel, lo correcto sería que lo botara a la basura pero por una extraña razón no podía hacerlo, solo lo dejo sobre el escritorio. Los días de ayer eran mucho más palpables ahora en su memoria. Sonrió al recordar la felicidad de aquellos días, porque aunque tratara de negárselo realmente había sido muy feliz.

Ahora su vida era una muy distinta a la que algún día soñó junto a él, aquélla joven llena de ilusiones dejo de existir el día en que se encontró sola con la noticia de su embarazo. En aquel tiempo fue imposible evitar llorar día y noche esperando una reacción de su parte, algo que le indicara que le preocupaban sus sospechas, pero él ni siquiera se molesto en averiguar qué era lo que sucedía. Simplemente se desvaneció, fue entonces que el recuerdo de los días de felicidad empezó a doler. Las lágrimas amenazaron con salir pero las contuvo.

"Ya no llorare nunca más por ti Albert Andley" murmuro poniéndose de pie para salir de la oficina. Estaba por apagar la luz cuando una silueta en el marco de la puerta la hizo volverse. Tratando de esbozar una sonrisa se acerco a su prometido. Terry era demasiado bueno para ser verdad, muchas veces se lo repetía en su mente, al principio de su relación no se sentía segura de ser la mujer que el necesitaba pero conforme fue pasando el tiempo se dio cuenta que podía adaptarse fácilmente a su ritmo de vida. Lo admiraba por ser un hombre decidido que siguió sus sueños, que aun siendo miembro de una importante familia inglesa y de poseer un titulo de abolengo se decidió a dejarlo todo y lograr todos sus triunfos por merito propio.

-Hola extraño-saludo con una fingida sonrisa

-Hola linda ¿Cómo estuvo tu día?-dijo poniendo una mano es su cintura

-Demasiadas reuniones estresantes, por suerte mañana es sábado podrás descansar y acudir a juego de soccer de Tony

-Rayos…Soy una madre terrible-grito

-¿De qué me perdí?-preguntó contrariado

-Terry, tengo una reunión mañana justo a la hora del partido de Tony

-Eso tiene solución, tu acudes a tu reunión y yo llevare a Tony ¿Te parece?-le guiño un ojo

-Gracias…No se qué sería de mi vida sin ti-dijo depositando un beso en la mejilla del castaño

El simplemente sonrió y le tomo la mano para salir de aquella oficina

                       O o O

Albert observaba fijamente las manecillas del reloj, era demasiado temprano pero no pudo evitar estar en pie tan de mañana. Su noche había sido intranquila, no dejaba de pensar en lo mucho que deseaba poder abrir su corazón a Candy pero más que nada ambicionaba que ella a su vez hiciera lo mismo. En esa semana la vio un poco más relajada y hasta pudo admirar su bella sonrisa que tanto extrañaba pero temía que si sacaba a flote el tema del pasado ella se cerrara una vez más. Tenía que conseguir que confiara en él y eso solo podría resultar si se mostraba paciente. Dio un sorbo a su café para después ponerlo una vez más sobre la barra de la cocina sin dejar pensar en todo lo acontecido últimamente en su vida.

-¿Albert?¿Qué haces despierto tan temprano?

-Hola papá-sonrió-en realidad no he podido dormir…

-¿Hay algo que te inquieta hijo?

-Pues solo Candy, tengo que encontrar la manera de saber qué es lo que sucedió, necesito hablar con ella del pasado…Si al menos no estuviera tan renuente

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