Prefacio

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2015

―Dicen que hay dos tipos de personas que vienen al muelle "Dos hermanos" en la noche, ―soltó una voz masculina que respiraba en su cuello cual brisa nocturna, alertando al muchacho que se encontraba hasta ese momento pérdido entre sus pensamientos. ―Están los que vienen a morir, ―señaló la aterciopelada voz ocasionando que el joven finalmente se volteará y diera con los ojos más azules que podría haber imaginado. ―Y los que buscan un motivo para seguir con vida, así que cuéntame, ¿cuál es la opción estabas debatiando?

―No eres de por aquí, ―lo acusó quién hasta ese momento no había hablado; evadiendo estratégicamente su pregunta.

A pesar de la poca luz que los faros brindaban ambos chicos se observaron por un largo rato.

Estudiándose.

El ojiazul estaba vestido con un traje completamente negro, y lo único que resaltaba ante la pobre iluminación era su cabello rosado chicloso. Mientras que el otro, usaba ropa deportiva y zapatillas blancas. Su cabello era oscuro y sus ojos parecían castañas.

―Si no respondes, tendré que asumir tu respuesta, ―señaló peliteñido con una sonrisa boba formándose en sus labios.

― ¿Para qué quieres saber?

―No quiero tirarme solo, ―respondió con una tranquilidad tan grande que logró ponerlo nervioso. ―En verdad, odio estar solo.

― ¿Estás hablando en serio? ―cuestionó el pelinegro sin poder creer la magnitud de sus palabras. ―Deja de fingir y vete de una vez... ¡Tú no sabes lo que dices!

―Si tú saltas, yo salto.

El silencio reinó ante esa afirmación.

Y por un segundo ambas partes lo consideraron.

Después de todo, el muelle "Dos hermanos" a pesar de ser uno de los puntos turísticos más importantes en Costa del Sur, era evitado por todos habitantes en la noche, ya que la historia del amor prohibido entre "dos hermanos" que decidieron suicidarse y morir ahogados, lejos de ser una leyenda, era una historia completamente cierta.

Y la estatua de ambos en medio del muelle era la viva prueba.

―Hay muchas cosas por la cuáles vivir, ―indicó uno de ellos quitándose la sudadera gris que estaba utilizando y tendiéndosela al que estaba vestido formalmente. ―Puede que pienses que todo tu mundo esta destruido, pero aún existen buenas personas con las que puedes contar.

―No necesito tu caridad, ―murmuró quién hasta ese momento no se había dado cuenta que estaba temblando por el frío. ―Tengo dinero.

―Entonces inviértelo en un buen psicólogo y supera la mierda que tienes en la cabeza.

―Eso es muy fácil de decir pero muy difícil de hacer, y yo siempre busco la salida rápida, ―aseguró con amargura en su voz.

― ¿Por qué... ―se detuvo.

― ¿Por qué un chico tan atractivo como yo está considerando la muerte? ―pronunció el peliteñido en su lugar, decidiendo quitarse la chaqueta del traje que no le abrigaba en lo más minimo y tomando entre sus manos la sudadera que le prestaban. ―En realidad solo soy dramático, y no sabía cómo coquetear contigo, ¿es muy tarde para pedir tu número telefónico? ―sentenció entre pequeñas risas.

― ¡Eres un idiota! ―terminó por decir el pelinegro girándose con la intención de...

¡Splash!

Volteó de inmediato para ser testigo de como la fuerte marea arrastraba de un lado a otro al chico de cabello tinturado, quién lejos de luchar contra ella, se entregaba totalmente a su destino.

No lo pensó dos veces y fue a salvarlo.

Tenía que salvarlo.

* * * * *

Creo que los pocos seguidores de esta historia se han dado cuenta que la he reinventado.

No me maten.

Pero realmente no estaba a gusto con el desenvolvimiento de la historia, así que he realizado notables cambios.

Aún así espero que aún así sigan queriendo leerla.

En fin, voten, comenten y si quieres síganme en mis redes sociales, en todas aparezco como justsoray

raysa

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