Dos

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El reencuentro

Amador

¿Cómo fue que él consiguió esa carta?

Se suponía que estaba escondida debajo del piso de mi cuarto y... ¡Maldita sea! ¡Fue Arian!

Es la única explicación.

No debí contarle mi secreto.

¿Por qué confíe en él?

Apenas vea esa rata que se hace llamar mi hermano, lo asesinaré con mis propias manos.

― ¡No toques a mi novio! ―escuché decir a esa voz con un tono bastante autoritario.

Alcé la cabeza aún aturdido por el puñetazo de Omar y cuando menos lo espere, Tomás estaba ayudándome a incorporarme; mientras que su amigo de rasgos asiáticos tomaba mis cosas de la mesa.

Mis manos sudaban.

― ¿Puedes dejar de ser un niño? ―murmuró mi "supuesto" amigo a su hermano, quitándose las gafas que tanto lo caracterizaban. ―Ni siquiera lo conoces, es más, por lo que acaba de ocurrir, puedo afirmar que yo tampoco lo conozco.

Mis mejillas se tornaron rojas.

No quería que ocurriera así, pero nunca hallé la oportunidad de contarle a Omar acerca de mis sentimientos. Después de todo, al principio no teníamos la confianza suficiente como para hablar de ello, y luego... Empezó a contarme de las múltiples personas que lo utilizaban para acercase a su hermano.

Tomás Cacciatore era el más conocido entre sus hermanos, ya que a parte de ser un estudiante de arte sobresaliente, él había participado en numerosas campañas publicitarias, y el verano pasado tuvo un pequeño papel en una telenovela.

Quizás solo haya aparecido en cinco capítulos, pero eso fue suficiente para que sus seguidores en su redes sociales subieran considerablemente.

―Por ahora no, y si no quieres seguir dándole a la gente una oportunidad para hablar de ti, aceptarás conversarlo en casa, ¿no es así? ―apuntó Tomás con una sonrisa que...

De pronto volví a la realidad.

Estábamos en la cafetería de la universidad.

Con muchos de nuestros compañeros y profesores observando con atención lo que estaba pasando.

Probablemente... ¡Tomando fotos! ¡O grabando!

¡Yo no podía permitirme... Mis padres aún no saben que también me gustan los chicos!

¡Y mucho menos que estoy enamorado de uno hace dos años!

Corrí como nunca antes en mis diecinueve años de vida.

Y por fin tome un descanso cuando me encontré en el jardín de los estudiantes de Agricultura, sabiendo de sobra que casi nadie venía por esta zona.

Estaba a salvo.

― ¿Acaso fuiste maratonista en otra vida? ―cuestionó Tomás tomándome suavemente del brazo.

Me di la oportunidad de observarlo con detenimiento.

Su cabello era de un castaño claro, sus ojos eran tan azules como un zafiro. Y a diferencia de Omar, él tenía un pequeño lunar al final de la ceja izquierda.

Honestamente apenas pude darle un nombre a la persona que se tiró del muelle "Dos Hermanos" empecé a sentir curiosidad, porque no entendía como alguien con tanta suerte podría sentirse tan miserable.

3 veces túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora