Uno

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2017

Vidas paralelas

Amador

Mi vida se resumía a asistir a la universidad, estudiar, trabajar medio tiempo en la bodega de mamá, lavar el taxi de papá, ayudar a mi hermano menor con sus tareas y finalmente, tomarme un tiempo para mí. Era consciente de tenía muy pocos momentos en los que podía relajarme con un ducha caliente o incluso, la tranquilidad de empezar a leer un nuevo libro.

Pero últimamente, paso mucho de tiempo libre pegado a la pantalla de mi teléfono, o al menos ha sido así desde que lo encontré...

― ¡Amador! ¿Estás prestándome atención? ―me preguntó mi amiga Zara al tiempo que me daba un ligero golpe en la cabeza con el texto de biología molecular.

Sonreí incómodo, en verdad debía dejar de distraerme.

―Me desconecté un momento, lo siento, no volverá a pasar, ―le prometí a la falsa rubia mientras metía mis narices nuevamente en mis apuntes y resúmenes.

Suspiré.

Sé lo que están pensando.

Y sí, efectivamente ese es mi nombre.

Quiero recalcar que tampoco lo elegí yo, sino mi abuela, aún así por lo poco usual que es... Tuve que darme el tiempo de buscar su significado, y encontré que Amador es una variante de Amado, el cuál proviene del latín "amatus" que significa "amor"; usualmente es interpretado como "el que es objeto de amor" o "el que prodiga amor".

Jamás he sido una persona muy romántica, pero a veces siento que debería serlo con el nombre que tengo.

― ¡Genial! ―exclamó de pronto Zar con una enorme sonrisa mientras dejaba a un lado su móvil. ―Omar y Héctor al final decidieron venir a repasar antes del exámen, ―señaló dejándome sin palabras.

Respiré hondo.

No tenía ningún problema con la presencia de Héctor San Martín dentro de mi grupo de amigos, él había nacido para ser un genio de la medicina humana, y estudiar con él siempre me brindaba una diferente visión acerca de los temas, a parte de una excelente calificación. Al fin y al cabo, ya iban cuatro o quizá cinco generaciones de médicos a lo largo de su familia, por lo que desde que era pequeño había sido nutrido con conocimiento científico.

Mi incomodidad radicaba esencialmente en ver cara a cara a Omar Cacciatore, a pesar de que en teoría es de mis mejores amigos.

¿La razón?

Estoy pérdidamente enamorado de su hermano gemelo y él no lo sabe.

¿Desde cuándo?

Hace dos años, cuando lo salvé de ahogarse.

Aunque odio admitir que él no me recuerda en lo absoluto.

O a lo mejor, él no se permite recordarlo.

―Cada vez que veo la cantidad de hojas que tengo que leer y memorizar, contempló la posibilidad de cambiarme de carrera, ―señaló la inigualable voz de Omar mientras tomaba asiento a mi costado, Héctor por su parte optó por sentarse al lado de su novia.

Sonreí ante su pequeña broma y le tendí uno de los resúmes que no estaba utilizando, a decir verdad, su proximidad ya no me ponía tan nervioso como antes, pero al verlo me era imposible no pensar en su hermano.

Ambos eran tan diferentes que parecía chiste, ya que mientras mi amigo era centrado, estudioso y cauteloso; Tomás era una explosión de carcajadas, colores y cálidez.

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