Seis

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Tomás

Luego de tomarme un café cargado y haber sido obligado a ducharme con agua helada puedo decir que he vuelto a mis cinco sentidos.

Y bueno, en estos momentos me encontraba en una bata decidiendo entre ponerme uno de mis pijamas sexys o uno de los cómodos. Y si no fuera invierno, me divertiría sorprendiendo a Amador esperándolo en la cama desnudo.

― ¿Estás decente? ―escuché decir a mi copia barata mientras tocaba suavemente la puerta de mi habitación.

―Algo así.

―Mejor espero a que termines de vestirte, la última vez que entre sin avisar te encontré desnudo chupándosela a alguien.

―Eso fue hace un año. ―Y de no haberse tratado de mí, estoy seguro que hubieras disfrutado de la vista.

―El trauma sigue presente. ―O mejor dicho: "La fantasía".

―Dame unos cinco minutos.

―De acuerdo, tómate tu tiempo, te esperaré al final del pasillo.

Sonreí.

Esa era una de las grandes diferencias entre Omar y yo.

Desde pequeños él se había tomado en serio su papel de "hermano mayor" a pesar de que solo nos llevábamos un par de minutos de diferencia.

Durante toda nuestra existencia siempre hemos sido polos opuestos, ¿pero realmente lo éramos?

¿O era él quién se esforzaba a ser diferente de mí?

Mis recuerdos de la infancia fueron oprimidos de mi mente y reemplazados por los recuerdos de los sueños y pesadillas que suelo tener (o al menos esa es mi teoría). Así que es muy difícil para mí poder resolver mi duda.

Aunque tengo el leve presentimiento de que en realidad Omar y yo somos mucho más parecidos de lo que él quiere admitir.

Aún no puedo creer que él realmente abandonará su sueño de ser bailarín profesional de ballet cuando... Negué con la cabeza ante el pensamiento y finalmente opté por colocarme la pijama de franela junto con una sudadera negra vieja.

Ese no es mi problema.

―Estoy listo para el pijama party, ―opté por decir cuando por fin tuve a mi repetido frente a mí.

Omar por su lado se volteó con un poco de miedo, aunque no lo culpo, mi guardarropa es bastante variado, y tengo un par de atuendos que no dejan mucho a la imaginación.

Supongo que para él soy una caja de sorpresas porque siempre que nos volvemos a ver, me observaba a la espera de algo.

―Estás de incógnito, ―soltó entrecerrando los ojos. ―Eso es extraño... Espera, ¿esa es mi ropa?

―Quiero compensar a Amador por el desplante, ―comenté desviando el tema. ―Por el momento no planeo asustarlo con la lencería masculina que colecciono.

―Él no es la clase de persona que guarda rencor, ¿sabes?

―Recién nos estamos conociendo pero se nota que es un buen chico, además puedo notar su falta de experiencia en su nerviosismo.

―Quizás deberías rescatarlo, cuando fui a buscarte Isco y Dawn ya lo estaban obligando a participar en su noche de karaoke,―murmuró con un tono de voz indescifrable.

Me quede viéndolo por un largo.

Se le notaba agotado.

Y aguantado.

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