Tras esa llamada. YeoSang se quedó paralizado.
SeongHwa salió del baño. Encontró a YeoSang con la vista perdida. Tras llamarlo un par de veces, el menor reacciono.
El pelinegro se fue a revisar su teléfono, llamadas perdidas de su madre, su padre, su hermana, lo mismo con los mensajes por todas las redes sociales que tenían. Se frustro tanto, que bloqueó su teléfono, aunque no pasaron ni dos minutos y su hermana, SeongMin, ya le estaba marcando. YeoSang solo se limitaba a verlo. Y a escuchar lo que este decía "Estoy bien", "No estoy durmiendo en la calle", "Minnie, sé que no tengo amigos, pero enserio, no duermo en la calle", "dile a mamá que estoy bien".
YeoSang solo le sonreía. Y sin pensarlo le ofreció quedarse en su casa. Hwa negó inmediatamente, no quería abusar de aquel pequeño y amable desconocido. Aunque muy en el fondo realmente quería quedarse con él. Quería por lo menos pasar una noche en algún lugar cálido, una cama, bajo un techo.
YeoSang, no insistió más y le aseguro que si algún día necesitaba donde quedarse. En aquella pequeña casa siempre habría un espacio para él. Dando solo a entender su gran hospitalidad y amabilidad. SeongHwa se lo agradeció y se retiró de la casa.
YeoSang iba de camino a la escuela cuando se topó con un SeongHwa moribundo, titiritando, parecía al borde de un colapso. El chico se detuvo, se acercó a él, le ofreció su ayuda. No le quedo de otra más que aceptarla si es que no quería morir. Al menor poco le importó si iba o no a clase, no podía dejar a aquel chico en medio de la calle.
Al llegar a la casa de YeoSang, este le dio mantas y prendió el calentón que tenía en la sala.
El mayor le agradeció. No sin antes haber notado que el menor llevaba el uniforme de su escuela y que por su culpa, no había asistido. Se sintió culpable, por lo que tuvo que disculparse. El peli rosa le restó importancia y le ofreció la taza de chocolate caliente, quien gustoso la tomo, y la bebió esperando calentar cada parte de su cuerpo que se encontraba más helado que el frío que habitaba en las calles de Seúl.
Ambos permanecieron en silencio, por un largo tiempo.
—¿Quieres más chocolate? —Preguntó el menor con una sonrisa.
—Por favor—Exclamó el mayor sintiéndose una molestia para el peli rosa.
YeoSang tomó la taza de Hwa y la llenó de más chocolate y brindársela.
—Puedes quedarte aquí lo que quieras, SeongHwa. No tengo ningún inconveniente con ello. Toma lo que necesites, te ves más delgado desde la última vez que te vi. Y va casi para un mes.
—No tienes por qué hacer esto.
—Solo te estoy haciendo una sugerencia, puedes aceptarla o negarla. —YeoSang se sentó en el sofá individual que se encontraba del lado derecho a donde Hwa estaba sentado.
—¿Qué hay de tu padre? —Mencionó. —Quizá para ti no exista problema alguno, pero ¿Tu padre?
—Si tan solo estuviera más de 6 horas conmigo a la semana seguiría sin haber problema.
—¿Quieres decir que prácticamente vives solo? —YeoSang asintió.
Ambos chicos se quedaron en silencio mientras para SeongHwa era incomodo, YeoSang no sentía molestia alguna.
El pelinegro se debatía en si realmente debería aceptar la ayuda del menor o seguir deambulando por las calles y dormir en casas-hogares. Detestaba esos lugares, pero tampoco debía de abusar del ofrecimiento del contrario.
Al diablo ser educado, necesitaba una casa, ropa, baño, comida. Si bien tenía familia, no pensaba regresar a su hogar.
—¿Estás seguro de que no habrá ningún problema al quedarme aquí?
—Por supuesto que no. Solo deberás aportar algo a la casa
—Trato—. YeoSang sonrió ampliamente tras escucharlo oír eso.
—Solo que hay un pequeño problema. Solo hay tres cuartos, y a uno de ellos ni siquiera yo puedo entrar.
—Puedo dormir aquí en la sala, no es ningún problema
—Bien, déjame enseñarte la casa. Frente a la sala tienes la cocina, puedes tomar lo que necesites de aquí. —La casa básicamente era un pasillo con puertas a excepción de la sala y el comedor—En esta puerta está el baño y al lado de esta el cuarto de mi papá, enfrente, un cuarto al que ni tu ni yo podemos entrar, al lado mi cuarto, de igual forma si necesitas algo tómalo. Después tenemos el comedor y regresamos a donde estábamos.
Si bien era una casa pequeña, lucía muy acogedora.
—Gracias, Sanggie ¿Puedo llamarte así? —YeoSang sonrío, se hizo pequeño en el asiento, asintió y añadió: —Entonces, ¿yo cómo debería llamarte?
—Como quieras, no hay problema en cómo me digas.
YeoSang calló y se dispuso en ir a la cocina de forma silenciosa, mientras que SeongHwa observaba cada movimiento que el cuerpo del menor hizo, mas no hizo ningún amago por detenerlo. Hwa fue en dirección de su teléfono, justo un mensaje había llegado, era de su padre, quería ignorarlo, pero le fue imposible, si bien él fue la causa de que dejara a su casa, jamás le perdonaría que en cuanto puso un pie fuera de esta, haya cancelado las tarjeteas, que, si bien estaban a nombre de su padre, el dinero que contenían había sido todo conseguido por SeongHwa y su esfuerzo.
El mensaje decía: "Hasta que te dignas en aparecer. Tu madre ha estado como loca, ni siquiera sabe por donde buscarte y tampoco es mi intención preguntarte en donde estas o como te encuentras. Amo demasiado a tu madre, pero no pude hacer lo mismo contigo, tampoco espero que me comprendas, pero al menos sepas, que te traté lo mejor que pude por tu madre y el niño tan especial que eres para ella. Y por lo que veo, está deseosa de gastar nuestra fortuna por encontrarte, lo mínimo que puedes hacer por ella es venir a visitarla. No seas un bastardo."
SeongHwa, no se iba a quedar de brazos cruzados con ese hijo de perra que hacía llamar padre y no tardó en darle una respuesta: "Solo reactívame las tarjetas con MI dinero y en menos de tres días iré a visitar a SeongWei. Y tú dinero estará a salvo". Envió el mensaje, y dejó el teléfono para que se siguiera cargando.
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𝘪𝘧 𝘸𝘪𝘵𝘩𝘰𝘶𝘵 𝘺𝘰𝘶
FanfictionY ahí se encontraba el pequeño YeoSang, bajo la lluvia, con lágrimas en sus ojos, un vacío en su corazón. SeongHwa, terminaba de follar con una chica. Tomó sus cosas y dejo a la fémina en aquel cuarto de hotel sola. Yeosang: 17 SeongHwa: 23