Por favor, que suceda esto de nuevo

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Ambos se encontraban en sus respectivos cuartos sin poder dormir. El más pequeño tenía miedo, ya que recién despertaba de una pesadilla, mientras que, el mayor, parecía que había conseguido insomnio tras dormir un tiempo en las calles.

El pelinegro, dormía con una camiseta y un pantalón que le había ofrecido YeoSang de su padre.

Al no poder conciliar el sueño, fue a la cocina a tomar un vaso de agua y si eso no le ayudaba saldría un momento al jardín delantero a ver el cielo.

Al salir y entrar en la cocina se encontró con YeoSang quien estaba calentando un poco de leche.

—¿No puedes dormir? —Preguntó el mayor al ver las sutiles ojeras que se marcaban en los ojos del contrario y más, teniendo en cuenta que ese día tendría que ir a clases. El menor asintió, mientras bebía aquel vaso con el líquido tibio. —¿Por qué? —Ahora, SeongHwa, estaba buscando un vaso para llenarlo un poco de agua bebible y no de la que venía de la calle con un montón de flúor.

—Tuve una pesadilla ¿Tu por qué no puedes dormir? —Volvió a darle un sorbo a su bebida.

—Creo que tengo insomnio desde hace algunos días. Nada de qué preocuparse. Sin embargo, tú —Le vio directo a los ojos —Debes descansar, en unas horas tendrás escuela y quizá estarás durmiendo entre clases.

YeoSang vacío el vaso, lo dejó en el fregadero y se retiró hacia su lugar de descanso. SeongHwa le siguió por detrás y ambos se adentraron en sus respectivos cuartos.

YeoSang tardó unos minutos más en dormir, mientras que SeongHwa jugó un rato con su teléfono, rodo varias veces sobre aquella pequeña cama, caminó dentro del cuarto y volvió a salir de aquellas cuatro paredes que le encerraban. Tomó la chaqueta que Yeo le había comprado y salió al patio delantero, se sentó en el pasto, flexionó sus piernas y las acercó a su pecho abrazándolas. Su cabeza miraba las pocas estrellas que había en el cielo, ya que, debido a la contaminación, no siempre se apreciaban bien.

Pasó varios minutos viéndolas y recordando al que por un tiempo fue su esposo.

Cerró los ojos y se imaginó que JongHo estaba a su lado, señalándole algunas constelaciones como lo habían hecho la vez que ambos se habían escapado hacia una montaña; sintió a JongHo incluso respirarle de cerca, escuchaba su voz claramente, sintió que le abrazaba y por algunos momentos le besaba.

No quería abrir sus ojos, se sentía tan bien el pensar que lo tenía al lado, que no lo había perdido. Por sus ojos comenzaron a salir algunas lágrimas, las limpio con sus manos, pero no los abrió. Sollozos comenzaron a ser apenas perceptibles para él y algunos balbuceos con el nombre de JongHo.

Se culpaba de todo lo que les había pasado, eran tan felices juntos. Deseaba con todas sus fuerzas que, si abría los ojos estaría con él, mirándose ambos de forma tan cariñosa, le tomaría de las manos y habría un contraste entre las propias frías y las del contrario calientitas, le diría que parecía un muerto por estar tan helado, pondría las manos más cálidas sobre los pómulos de Seong, le miraría fijamente y le daría miles de besos en los labios, quizá le regañaría por no vestir ropa más abrigadora, pero a él le daba igual, mientras estuviera a su lado jamás tendría frio.

Hwa, con todo el pesar de su alma y doliéndole desde lo más recóndito de sus entrañas abrió sus ojos, comenzó a soltar quejidos más lastimeros y audibles. Realmente extrañaba a JongHo, todo había sucedido tan rápido que ni siquiera se había detenido a llorar por su partida.

JongHo amaba las estrellas.

SeongHwa ahora piensa que él es una de esas estrellas que iluminan el cielo y que lo iluminan en noches y días solitarios, porque «Aunque no vemos las estrellas de día, ahí siguen, jamás nos dejan solos» Era lo que Jong le decía cada que Hwa le repetía que la única estrella durante el día era el Sol.

𝘪𝘧 𝘸𝘪𝘵𝘩𝘰𝘶𝘵 𝘺𝘰𝘶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora