Algunos meses atrás, poco antes de darle la bienvenida al invierno, su madre había llegado al palacio con una expresión extraña. Usualmente cuando un encuentro político tenía malos resultados, ella se veía molesta todo el tiempo, pero nunca se volvía tan callada. Ese día de manera crucial ella visitó su alcoba en la noche, sentándose en el borde de su cama mientras se aclara la garganta, gesto del cual ha tomado costumbre en cada reunión importante. Alisando su vestido de seda color carmín, comenzó a relatar una historia acerca de dolor y guerra. Le informó acerca del reino que se había asentado cerca de allí, siendo gobernado por un supuesto rey tirano que poseía un historial grave.
«Sé que no puedo evitar que salgas y te aventures, pero necesito que seas más cuidadoso a partir de ahora. Agradecería que no me desobedezcan». Quizás debió haberlo tomado mucho más en serio, simplemente había olvidado todo al ver a Katsuki llegar hasta él por la ventana de su habitación.
Camino al reino desconocido, una poderosa tormenta de nieve se desata, lo cual no le sorprende. Si ellos hubieran estado afuera durante unos minutos más, probablemente hubieran permanecido atrapados en ella, pero no sabe si el lugar en donde se resguardan es seguro por completo. El carruaje se mueve violentamente, no luce como si los caballeros lo estuviesen manejando bien conduciendo en la tempestad, pero no les importa demasiado. Es difícil saber lo qué pasará, aunque es bueno manteniéndose en una tortura por ello, abrazando sus rodillas mientras su compañero parece estabilizarse luego del espectáculo de insultos.
Katsuki se mantiene en silencio, tal vez aceptando el hecho de que irían a un reino extraño sin opción de negarse. Él se cruza de brazos, presumiendo los nudillos levemente lastimados por golpear las puertas del carruaje de manera insistente. Aún así, no luce más calmado, frunce el ceño profundamente y maldice en susurros. Cuando observa al otro niño, su expresión parece cambiar un poco, volviéndose más preocupada y alerta.
—Eijirou —llama entonces, aunque el mencionado se encuentra demasiado apenado para levantar la vista y hace caso omiso a su voz—. Mírame, idiota.
No puede evitarlo, es automático, sus ojos se encuentran con los del otro niño de inmediato y teme verse en ese momento como un pequeño animal asustadizo ante el rubio—. Lo siento, hay muchas cosas en mi cabeza en este instante.
—Lo entiendo —dice, observándolo a los ojos—, pero debes mantenerte fuerte. Tenemos que conseguir escapar de todos estos malditos bastardos cuánto antes, solo entonces resolveremos el problema en que nos hemos metido, ¿está bien?
Eijirou asiente y parece recobrar energías, dándole al rubio una mirada mucho más segura y decidida. Quería remendar lo que había hecho en un principio. Después de todo, lamentarse no parecía ser una salida óptima en estos momentos, intenta pensar en cómo salir de allí, una solución factible que pudiera ayudarlos. Sin embargo, antes de que pudiesen hacer cualquier cosa, el carruaje frena y se sacude bruscamente. No podían oír con claridad las voces que parecían conversar afuera, pero sospecharon que habían llegado a su destino, porque minutos después comienzan a avanzar de nuevo con más lentitud y facilidad.
Aunque no podía ver el exterior —el carruaje ni siquiera tenía una pequeña abertura—, oía distintas voces afuera. Supone que actualmente se encuentran dentro del reino, dirigiéndose hacia la reina tirana que acaba de confundirlos con huérfanos. Ambos niños se observan, con algo de pánico en el rostro, probablemente ya habían sido condenados. Aún así, no sería la primera vez que huyen de un confinamiento. Cuando las puertas del carruaje se abren y se ven rodeados por personas armadas, ellos no se resisten. Después de todo, parecían advertir cualquier ataque y sus espadas absurdamente afiladas parecían peligrosas. Permiten que los escolten hasta el interior del palacio.
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Ciel | Bakushima.
FanfictionUniverso alterno. Bakugou Katsuki es el príncipe de Hajnal, el reino denominado numerosas veces como «salvaje e indomable». Mientras que Kirishima Eijirou es el príncipe de Viragok, el cielo de los mortales. Estas son algunas de sus experiencias jun...