Durante el cumpleaños número dieciséis del príncipe de Hajnal, decide enviar al infierno los festejos vacíos. Toma un bolso mediano y cabalga a su caballo hasta el reino vecino. Cree que el clima es perfecto, el cálido regalo solar besa su piel y la fresca brisa de la primavera baila a su alrededor. En realidad, ha estado planeando el viaje antes y podrían haberlo realizado en otra ocasión, claro, pero era divertido desafiar todas las reglas impuestas. Huye a través de su ventana en la mañana, ocultándose los guardias mientras corre hacia la salida, asegurándose de camuflarse lo suficientemente bien para no ser reconocido. No es un gran desafío.
Cae el mediodía cuando llega a Viragok, puede percibir su aroma característico incluso antes de cruzar el río —la escencia de las flores, la comida recién horneada del desayuno y fruta fresca, el olor de su pareja—. Decide que podría dejar a Melón bajo la sombra de algún árbol mientras se encarga del resto, pero antes de tener la oportunidad, nota que un joven se acerca. Eijirou tiene el cabello rojo despeinado, sudando a través de la fina camisa blanca mientras jadea. Parece cansado, nota, pero su expresión se transforma por completo cuando sus miradas se encuentran. Corre a él tan rápido que por un momento temió que poseía alguna habilidad que desconocía, pero muy pronto estaba entre sus brazos, riendo con ese tintineo adorable junto a su oído.
—¿Qué haces aquí? Es temprano, ¡se supone que nos veríamos en la noche! Aún no termino tu obsequio —dice de manera errática, separándose para sacudir el polvo de sus pantalones y secar el sudor de su frente, mientras lo observa con reproche.
—Eso no importa, porque no estaré en casa durante la noche. Vámonos a otra parte —contesta en cambio, sonriendo de manera presumida cuando señala el bolso que había preparado, aclarando sus intenciones. Usualmente, a partir de allí, era tan fácil como reír e irse, pero el muchacho de cabello actualmente rojo se quita los zapatos y sumerge sus pies en la fresca agua del río, gimiendo de alivio—. ¿Qué te sucede?
—Acabo de volver, dame un respiro —dice, quejándose con un sollozo falso mientras se estira en el césped—. Ya era hora de llevar a Mina de vuelta a su lago —bosteza—, a pesar de que me gusta tenerla allí, creo que se sentía un poco sofocada y dudo que hubiera podido ocultarla mucho más. Los cocineros habían comenzado a sospechar acerca de los robos de comida en cantidades industriales.
Katsuki gruñe con descontento, pero no se niega a un breve descanso. Acompaña al muchacho en el césped y no se contiene de observarlo cuánto quiere. Su complexión se ha vuelto mucho más musculosa desde que el rubio había insistido con las prácticas de esgrima —«Me niego a casarme con alguien que no sabe sostener una espada», cuando tenían trece años de edad—, pero su rostro seguía luciendo gentil y bonito, como un bebé en el cuerpo de un fuerte caballero. Además, el nuevo color de cabello hace que luzca diferente, piensa, aunque aún no puede descifrar en qué sentido. Le gusta Eijirou, el actual e incluso el que había conocido cuando eran pequeños. Se pregunta en qué tipo de adultos se convertirán juntos.
—Espera, ¿fuiste hasta allá a pie? —pregunta, aunque suena más bien como una declaración escandalosa.
—Sí, desperté temprano en la mañana. Mina dice que le teme a los caballos, así que usé un pequeño carruaje —explica, como si fuese una simpleza. El lago al que la sirena pertenecía estaba increíblemente lejos de Viragok, debió haberse esforzado mucho, ni siquiera había estado consciente de la presencia de la mujer dentro del palacio hasta días antes. Puede entender el rastro de sudor y cansancio que el muchacho deja en el césped.
—Como sea, dime cuando te sientas listo para irnos. —dice, cerrando los ojos a medida que deja a su cuerpo relajarse.
—¿A dónde vamos?
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Ciel | Bakushima.
FanfictionUniverso alterno. Bakugou Katsuki es el príncipe de Hajnal, el reino denominado numerosas veces como «salvaje e indomable». Mientras que Kirishima Eijirou es el príncipe de Viragok, el cielo de los mortales. Estas son algunas de sus experiencias jun...