Out. 2 "Nefasto"

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—¿Qué? No, claro que no, eso está fuera de los límites de un simple juego.

Me negué rotundamente, a tan desubicada idea, está bien que fueran retos, pero eso rompía los límites de probabilidades, incluso si lo sacaba como una ecuación era imposible que aquello resultara en algo bueno.

—Vamos, no seas cobarde.

—Si lo haces, te recompensaremos.

—Por favor —Luego de decir eso al unisonó, me miraron con sus mejores expresiones de cachorros moribundos… Oh, pero esperen ¿Por qué demonios piden por favor?

—No van a convencerme, podría terminar siendo expulsada y con rayas en mi expediente, asi que definitivamente…

—Vas a hacerlo —Hiyori me interrumpió, con una mirada seria—. ¿Qué tal si sacas ventaja de todo esto? Una entrevista al Cátcher sensación del momento, eso es algo irremplazable.

—Es cierto —agrego Ai—. Además, eres como un ninja, nadie lo notara.

—Sera nuestro secreto Nifuji —las dos me observaron entusiasmadas, porque se emocionaban más que yo, incluso sabían lo arriesgado que sería el aceptar eso.

Pero ahí estaba mi personalidad, esta no me permitiría ceder, ellas habían dado justo en el clavo, poder hablar con ese chico, seguro resultaría interesante, suspire profundamente y me cruce de brazos.

—Bien, está bien… Ya entendí, lo hare.
Ellas comenzaron a gritar de la emoción, y dar brincos de alegría, seguía sin entender porque estaban aún más emocionadas que yo, y no es que admita que me emocionaba la idea, es solo que… Bueno, parecía algo interesante.

Tuve que esperar que se hiciera un poco más tarde, tome mi libreta un porta minas, linterna y con esas tres cosas me aventure a acercarme a Seidou. Las chicas dijeron que cuidarían la casa, pero que no tardara demasiado. Eran realmente increíbles, a pesar de que eran ellas quienes me metían en esa situación, encima me echaban prisas. Luego de colarme en la escuela, seguramente rompiendo más de mil reglas, me dirigí a los dormitorios del equipo de Béisbol, mi corazón no dejaba de palpitar a mil por hora, mientras me escondía para no ser notada, por nadie, absolutamente nadie, o de lo contrario tendría que inventarme una buena excusa, sobre todo si me veía el entrenador, de solo pensarlo, un escalofrió recorrió mi espalda… Por suerte, como buena aco… Es decir, comentarista deportiva, sabía todo sobre todos los jugadores, hasta en que habitación residía, asi que encontrarlo no fue una tarea particularmente difícil.

Hice todo lo posible para forzar la cerradura, por fortuna no estaba tan difícil, asi que accedí sin mayores percances, ahora me encontraba allí, lo extraño de la situación, es que la habitación estaba oscura, de hecho, todo estaba muy silencioso desde que llegue, es cierto que ese día habían tenido un entrenamiento particularmente riguroso, pero ellos no solían irse a dormir temprano, al mirar la hora eran las 10:00 pm.

Ahogue un grito, el reloj de casa tenía una hora de atraso. No me lo pude creer. Como toda una fanática, me puse a mirar los uniformes de todos, encontré el de Miyuki, aunque era la camisa del uniforme escolar, no del equipo, decidí colocármela, me quedaba algo grande, si, ese maldito es 7 centímetros más alto que yo… Además de tener esa figura musculosa. Desearía ser un chico.

Cuando finalmente decidí acercarme, me di cuenta de que no había nadie en la habitación, asi que, por unos instantes, pensé que lo mejor sería volver, no tenía mucho sentido quedarme allí… Pero termine por tener la grandiosa idea de meterme en su cama y esperar a que volvieran, si, es re casual. En realidad, no, a quien engaño. Mire mi reloj una vez más.

—Ah, no puede ser que haya hecho este miserable viaje por gusto.

Me quedé pensativa mirando al techo, lo que no supe es que de un momento a otro me había quedado profundamente dormida, entre las almohadas de Miyuki, y sus sabanas, cualquiera podría decir que el olor del cuarto de un chico era desagradable, pero en mi caso, me relajo a tal punto de dormirme.

El atrapó mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora