CAPÍTULO 3

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Foto: Yoli & Diego

Desde el día en que  habían llegado los nuevos vecinos al barrio, Yoli había entablado una gran amistad con Diego, el hijo menor de Bruno. Ambos se llevaban tan bien que el tiempo que pasaban juntos parecía detenerse. En cuestión de edades, Diego podría ser más amigo de Hale, sin embargo, aunque tenía muy buena relación con las tres amigas, Yoli había impactado su atención desde el primer momento aunque solo fuera una niña de diez años.

Estar a su lado hacía que los cuatro años de diferencia fueran lo de menos, no se podía asegurar si él se comportaba como un niño de diez años o si ella era un poco más madura de lo que aparentaba.

Compartían momentos de juego, de estudio o simplemente de paseos que se convertían en algo divertido para ambos. Su amistad había sido pasada por alto porque eran niños. Pero con el tiempo, las cosas habían comenzado a cambiar entre ellos. 

Diego estaba entrando en una edad en la cual sentía deseos de descubrir más allá de muchas cosas. La curiosidad era casi insoportable, por lo que siempre trataba de estar a la altura de Yoli para no perder el equilibrio de esa amistad.

- ¡Diego!- Lo llamaron Yoli y Hale desde la terraza.

- ¿Porqué no bajan y vienen aquí?- Les hizo seña el joven y éstas no dudaron ni un segundo.

El patio de la casa era grande y tenía una piscina que daba envidia en esa época del año. Los treinta y ocho grados de calor se hacían sentir, por lo que Diego y su hermano Logan, se encontraban sumergidos en el agua.

Jhoma estaba trabajando como todos los días. Limpiar esa enorme casa suponía tiempo, pero ella lo hacía con total gusto, ya que, estar allí no solo le daba la oportunidad de estar cerca del hombre que revolucionada sus sentidos, sino que, también tenía tiempo para estudiar en la universidad.

Casi dos años habían pasado y la relación con los vecinos habían tomado un rumbo agradable. Se llevaban bien entre sí, haciendo a un lado la relación entre Logan y Hale. No había explicación para entender el rechazo que se tenían, eran dos personas totalmente incompatibles, y aunque no se toleraban, no perdían oportunidad de pelear.

Yoli y Hale cruzaron el interior de la casa, no sin antes saludar a su amiga quién se encontraba haciendo la limpieza de todos los días. Cuando llegaron hasta el patio, Yoli se quitó la ropa quedando en traje de baño y corrió para meterse al agua sin dudarlo.

Aunque el calor estaba pesado, Hale no se atrevió a correr como una loca al agua como lo había hecho Yoli, con tranquilidad saludó a Diego a lo lejos y bajó unas escalinatas hasta tocar el verde césped y al instante se detuvo impactada por algo que odiaba desde siempre.

- Regla número uno. No dejarse llevar por el pánico.- Se dijo a si misma, sin embargo, mientras una pequeña araña se acercaba a ella, se le olvidó la regla número uno y soltó un grito.

Hecha un manojo de nervios, empezó a buscar a su alrededor, algo con que tirarle. Ni loca la pisaría, le tenía terror a las arañas, pero le suponía una desagradable sensación el sonido de un insecto triturado debajo de la suela de un calzado.

Lo más pesado que encontró fue un pomo de protector solar, que fue lo que le arrojo a la pequeña araña. El pomo rebotó sobre el suelo sin hacerle el
menor daño mientras la araña se apresuraba a salir del territorio.

- Eso no va a funcionar... Tienes una pésima puntería - escuchó que Logan se reía detrás de ella.- A menos que quieras darle un bronceado perfecto a la araña.-

- Eres un idiota, sabes que las detesto. ¡Quítala!-

- Pase por aquí señora araña. No se asuste, la chica es inofensiva.- Le habló Logan a la araña haciendo que Hale lo mirara con odio.

El Dia Que Pueda Amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora