¿Cuántas veces más, vas a preguntarte si es correcto ir por ella o quedarte aquí lamentando que se case con otro hombre?> Pensó Bruno mientras hacía girar el líquido color rosado en su copa.
La presencia de Hale apoyada en el marco de la puerta llamó su atención interrumpiendo el sorbo que pensaba darle al vino que tenía entre sus dedos.
- Si estás pensando en darme uno de tus sermones reflexivos sobre como me siento en éste momento... Mejor no digas nada porque me harás sentir peor.- Sorprendió Bruno a la muchacha a quién se le escapó una sonrisa.
- Pues, si no deseas que te sermonee actúa como tiene que ser y ve a hablar con ella de una vez.- respondió Hale y Bruno rodó sus ojos con un suspiro de aburrimiento.
- Como si fuera tan fácil ir y decirle que no se case. Ya tuve mi oportunidad y no la supe aprovechar.-
- Aún estás a tiempo... Será tarde cuando ya esté casada.- Soltó ella con sinceridad.
No hizo falta ninguna otra palabra. Bruno se levantó de repente de su silla y bebió de un sólo trago el resto de vino que quedaba en su copa. Hizo un gesto como si aquel trago le hubiese quemado la garganta y se paró recto.
- Iré a su casa... Y terminaré de una vez por todas con éste drama.- Aseguró Bruno, mientras Hale reprimía una sonrisa.
- No está en su casa... Está acá al lado.- Señaló Hale en dirección a la casa de al lado.- Vino a la casa de su madre para ajustar los detalles de su vestido de novia.- Elevó sus hombros restándole importancia.
Llego a la casa y tomó aire antes de entrar. Caminó por el pasillo hasta la puerta correcta y se detuvo unos segundos antes de golpear, dudando si hacía bien en presentarse sin previo aviso. Daba lo mismo, para él era urgente y rogaba que, quien estuviera en la casa, entendiera su desesperación.
La puerta se abrió luego de unos golpes y lo atendio una mujer entrada en años con una seriedad que a Bruno no le hubiese importado en lo mas mínimo, pero dadas las circunstancias, era la madre de Jhoma, y estaba ahí esperando poder hablar con su hija... Así que aquella mirada penetrante e intimidante, le hizo sacudir el cuerpo levemente por un incómodo escalofrío.
- Buenas tardes señora...- Quiso mostrarse amable.
- ¿Qué necesita?- Soltó la señora con un tono molesto.
- Hablar con Jhomairyn... Si no es mucha molestia...- Su voz comenzaba a temblarle.
La señora suspiró elevando su mirada hacia el techo con evidente fastidio y luego la centró en sus ojos claros con una picara sonrisa, lo que hizo que el alma de Bruno volviera a su cuerpo tomando color en su rostro, el cuál, ya se había tornado pálido por el pánico de lo que podría pasarle.
- Hay por dios hombre.- Exclamó la mujer en medio de una tentadora carcajada.- Ni que fuera el mismo diablo. Por favor, adelante...-
A Bruno aún le costaba respirar y trataba de sonreír ante aquella broma que casi le da un infarto.
- Mi hija esta en su cuarto, pero debo ser franca contigo, te dejo entrar porque su novio no está. Por lo tanto, no te demores y no cometas una locura.- Advirtió la mujer.
- Sólo necesito una respuesta y me iré.- Soltó Bruno, pero la señora lo miró de reojo con los brazos a ambos lados de su cintura.- Lo prometo.- y le hizo una seña para que se apresurara.
Bruno encaró hasta la habitación de Jhoma. No conocía muy bien el interior de la casa, pero supo cual era su cuarto por unos dibujos en la puerta y un cuadro de madera que llevaba su nombre. Tocó despacio y desde adentro se escuchó...
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El Dia Que Pueda Amarte.
RomanceTres amigas, quienes a pesar de su corta edad, descubren la atracción por los hombres equivocados. Yoli siempre sintió algo más que amistad por Diego, su vecino. Sin poder decirle nunca lo que sentía, ahora que es mayor de edad, aunque él esté pasa...