CAPÍTULO 7

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Foto: Jhoma & Bruno

Esa noche, el aire olía a melancolía, y la tenue luz de luna le daba a la oscuridad un color triste. Quizá era porque así se sentía Jhoma y no pudo evitar suspirar con pesadez. Se encontraba en la puerta de su casa, apoyada en la baranda de los escalones. Era uno de sus lugares favoritos, allí se juntaba con sus dos amigas todos los días, esos escalones fueron sus asientos por años, desde allí veían todo lo que sucedía en el vecindario y hasta se enteraban de muchos chusmeríos. Desde allí había visto a Bruno por primera vez, y allí mismo se dió cuenta que por más que intentase, no podría arrancárselo del corazón.

- ¿Qué hace tan tarde y sola señorita?- Una agradable voz masculina la sacó de sus pensamientos. 

- ¿Y a usted que le importa señor?- Sonrió ella al darse cuenta de quién se trataba.

- ¿Interrumpo tus pensamientos?- Preguntó Bruno.

-Algo así...-

-¿Te sientes bien? ¿Quieres hablar de algo?- Él se acercó hasta el primer escalón y la luz que alumbraba la entrada de la casa iluminó su rostro. Aquello fue lo más bello que había visto en todo el día y la hizo suspirar.- Tengo abierto un vino si deseas acompañarme... Tengo toda la noche.-

Jhoma sonrió con melancolía y aceptó sin mediar palabra. Las cosas le estaban yendo de maravilla, había conseguido un trabajo a medio tiempo en un restaurante cerca de la universidad y como si fuera poco, su compañero le había conseguido una habitación en el mismo Hostel donde vivía él. Esa noche había terminado de empacar sus cosas para mudarse al otro día.

- Y cuéntame ¿Cómo estás?- Preguntó Bruno entregándole una copa de vino. Ella se apoyó en los cojines del sofá y se cruzó de piernas.

-Bueno... he tenido una reunión en mi trabajo, por un ascenso y, estoy segurísima de que habrá más dinero de por medio. Tal vez no de una cantidad de las que te cambian la vida, pero al menos podré lidiar con todos mis gastos.- Respondió Jhoma con una tranquilidad que ella misma desconoció.

-No sé si el dinero te cambiará la vida, pero trabajar de lo que te gusta desde luego que sí.- Dijo con toda sinceridad.- Estás totalmente decidida a irte ¿verdad?- replicó él con sorna.

- Es una buena oportunidad. Me han dejado muy claro que querían que trabajara para ellos por un generoso aumento. De ser así... no podría rechazar la oferta.-

-Sí, lo sé - replicó Bruno con algo de molestia que no pudo disimular. 

- Me irá bien...- contestó Jhoma con la impaciencia de quién no encontraba otra solución.

- Me preocupa que no te veré más seguido...- 

-La gente se muda, Bruno. Y encuentran el modo de permanecer en contacto con los demás.- Exclamó ella.

-Podrías ser feliz en cualquier parte si te lo propusieras... pero sería bueno que te quedaras.- Se escuchó un tenso y corto suspiro.

- No voy a mudarme a otro continente... Estaré a una hora de viaje en colectivo.- Respondió ella con toda tranquilidad.- pero ¿no entiendo porqué tanta preocupación? No veo sitio en tu vida para mí.- 

A Bruno se le cayó el alma a los pies. Que lo condenaran, si no deseara tener a esa mujer a su lado. Pero muchas cosas lo alejaban de ella, era casi imposible que pudieran ser felices sin tener que lidiar con los prejuicios de la vida. Por lo tanto solo se quedó en silencio, dándole a entender que en realidad no pretendía nada más que una simple amistad.

- Creo que te irá muy bien, sea donde sea que vivas...- Él tardó bastante en poder replicar.

Ella sonrió con un suspiro de lamento y se puso recta con las manos sobre sus piernas impulsándose para ponerse de pie. Tenía muchas ganas de quedarse con él y pasar un momento agradable, pero el muro que Bruno ponía entre ellos constantemente la lastimaba, por ello, decidió retirarse. 

El Dia Que Pueda Amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora