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Ya era un adulto hecho y derecho, ya podía decidir por su propia cuenta, sabía que era lo bueno y malo, sabía de valores y moralidad, a decir verdad sabia muchísimas cosas pero esta vez no era tan fácil.

Se encontraba atrapado, entre la espada y la pared, entre el bien y el mal, entre el cielo y el infierno...

Entre Zim y Julia.

Por culpa de ellos vivía en el limbo.
No sabia exactamente que quería.
Y los estaba lastimando.

Zim y Julia, eran tan distintos sin embargo tenían algo en común.
Lo tenían a él.

Ellos no tenían la culpa de nada, solo eran inocentes sin embargo el los culpaba sólo por que no podía cargar con tanto.

Jugaba con ambos, aunque uno era consciente y el otro no.

¿Qué hacer? ¿Qué decidir? Y sobre todo ¿A quién elegir?

Solo quería hundirse en el alcohol, no quería pensar, no quería recordar, solo quería olvidar por unos momentos todo lo que estaba pasando a su alrededor.

Tampoco quería asumir la culpa de sus actos, no, no quería.

Ahora sólo bebía para llenar aquel vacío.

[...]

Se encontraba en el laboratorio con Gir, hablando de cualquier cosa, solo quería distraerse un rato.

Sin embargo desde hace minutos golpeaban desesperadamente su puerta.

No esperaba a nadie.
No lo esperaba a él.

Con un poco de miedo y curiosidad, se fue a ver quien era.

– ¿Dib?.-Pregunto temeroso asomándose por la puerta.

– Hola, chico espacial.-Sonrió risueño.

[...]

La temperatura en aquella habitación era muy alta, podría ser comparada con el infierno mismo.
Dentro de ella se escuchaban gemidos y jadeos, entre otros sonidos obscenos, de dos individuos que decían amarse.
Aunque realmente uno si amaba al otro sin embargo el otro no tenia claro lo que quería.

– ¡Ngh! ¡Dib!.-Exclamó el de piel verde mientras se aferraba más al pelinegro.

– Mgh... Zim...-

[...]

–¡Dibby!.-Exclamó y fue a encontrase con su pareja.

– Julia.

–Beso con cariño su mejilla.-Anoche no llegaste a dormir ¿Qué pasó?.-Pregunto con inocencia.

– ... Hubo mucho trabajo en el laboratorio y tuve que quedarme.-Desvío la mirada mientras se rascaba a nuca nervioso.

– ¡Oh! Ya veo, tranquilo te guarde almuerzo, iré a calentarlo.-Dijo animada.

– Gracias...-La siguió con la mirada hasta que se perdió.

¿Cómo podía lidiar con ello en su conciencia? No lo sabía y tampoco quería averiguarlo.

Julia, aquella tierna y amable chica que cayó rendida ante el, ella lo amaba y se lo demostraba cada vez que estaban juntos, siempre lo presumía ante todos.
Siempre lo ponía primero antes que a ella misma, pérdida y locamente enamorada de Dib Membrana.

•[¿Đrabbles?]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora