Capitulo 3

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Jim salió de su ensimismamiento cuando su jefe médico dejo caer su taza con fuerza sobre la porcelana.

-¿Estas bien niño?- le pregunto el medico cuando no vio señales del capitán de tocar su desayuno, era claro que algo tenía en mente que se llevaba toda su atención. Pero si algo había aprendido de los años de su amistad, era que fuera lo que fuese lo que le preocupaba, lo compartiría si lo necesitaba, forzarlo a compartirlo sería contraproducente.

-Sí, no es nada, solo cosas de la nave...- Jim dejo de moverse de nuevo. MacCoy no tuvo otra opción que mover el plato de Jim más cerca y darle y ligero codazo-Si, gracias- Jim tomo un mordisco, pero luego volvió a congelarse en sus pensamientos.

MacCoy sacudió su cabeza, Jim no tenía remedio, pero era obvio que no era un problema común el que agitaba su mente. Decidió mantener un ojo sobre Jim.

-o-o-

Pasaba del medio día cuando el almirante Braxton lo mando a llamar, Jim se sentía inquieto, no tenía el ánimo correcto como para enfrentar a ese hombre espeluznante. Cuando lo vio adopto una fase fría tan chocante como el de su comandante, así que cuando el almirante le presentó al médico jefe de la flota y le ordeno que le hicieran un examen físico completo, no mostró su desacuerdo en su rostro, pero su voz fue firme al negarse.

-La flota está preocupada por la salud del capital de su nave insignia, sufrió una contusión hace poco, ¿no es así?-

-Me siento bien, los exámenes que me hicieron antes no mostraban anormalidades-

-Pero no sería desproporcionado pedir una segunda opinión ¿no le parece capitán?-

El almirante dio una señal para que el medico empezara. Jim supo que no tenía otra salida, rechazarlo muchas veces podría levantar sospechas. Se encargaría de manipular los resultados cuando consiguiera un terminal encriptado.

Cuando salió de esa opresiva oficina por fin pudo respirar en paz, le mando un mensaje a Bones para que se vean más tarde y uno a Spock para...

Oh dios Spock.

Jim recordó de golpe el mensaje del viejo embajador, aun no decidía que hacer respecto a la última voluntad del viejo vulcano, tenía los datos guardados en su ordenador, había ubicado el lugar y hecho averiguaciones de los dos...niños, un tirón le pico el pecho, eran niños, pero eran niños del Spock y el Kirk de otra realidad, tenían el ADN compartido, sus características, Dios podría decir que ambos eran sus descendientes, sus hijos.

Al asumirlo Kirk sintió un cosquilleo en el fondo de su estómago, estaba ansioso por conocerlos, le gustaban los niños aunque siempre se sentía algo nervioso cerca de ellos. Solo es...Kirk no se sentía seguro de en qué forma podría ayudarlos, pensaba que era mejor buscar un buen médico que un capitán de flota.

Pero el asunto no era así de sencillo, si descubrían el origen de ambos niños sería un serio problema.

Tomo su padd y mando un mensaje comunicando su ausencia a su comandante e hizo una reservación para el próximo vuelo a Loiffette, Kirk viajaría prácticamente al otro lado del país y luego tendría un trecho más hasta un pequeño poblado.

Selek lo había pensado bien, era el lugar más adecuado para tratar de esconder algo, se fue a casa imaginando como serían sus personalidades, que tanto de Selek tendrían ¿sería la actitud vulcana de gen predominante?

Después de una comida y una ducha Kirk estaba listo para encontrarse con huesos. El bar estaba lleno de personas de la flota de permiso, bebían y reían a comodidad y allí en la barra la silueta de un taciturno hombre le llamo la atención, era claro quién era, Kirk se acercó rápidamente y pidió al cantinero algo de beber antes de que se sentara al lado del médico palmeando su espalda levemente para reconocerlo.

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