𝟏𝟒𝟎𝟔𝟗𝟒📍

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"Un hilo rojo será visible cuando llegues a tu adolescencia, este conecta a aquellos que están destinados, que sus almas se pertenecen el uno al otro, sin importar el tiempo, lugar o circunstancia. El hilo rojo se puede estirar, contraer y enredar pero nunca romper."

La abuela solía contarme esa historia de pequeña, crecí escuchándola, y efectivamente este se hizo presente en mi dedo meñique cuando cumplí 14 años, exactamente las 00:00 era la hora en el reloj. Estaba tan ansiosa de verlo, así que rápidamente levanté la mano para apreciarlo mejor, pero este no estaba completo: un moño rojo bastante bonito estaba ahí, y parte del hilo sobresalía, pero tenía un final.

Este estaba cortado, incompleto, no había otra parte que lo estirara y completara.

Esto me dejaba en claro que no tenía un alma gemela, que era una persona destinada a estar incompleta, y así fué. Los días pasaban, los meses y años también, fui creciendo bajo las burlas y pena de las personas que veían aquel hilo incompleto y murmuraban cosas o se reían.

"—Mamá, ¿por qué ella si pudo cortar el hilo en su dedo?"

Hasta que encontré a esa persona.

Iba caminando tranquilamente, yendo a tomar café, lista para estudiar y rendir exámenes finales, cuando sentí mi dedo meñique apretarse, levanté la mano después de soltar un quejido y ví como el hilo se estiraba, así que boquiabierta lo seguí y corriendo, choqué con alguien.

Logré levantarme rápidamente con su ayuda, el chico corrió su flequillo revelando su hermosa y angelical cara, contaba con unos ojos tan suaves como el viento que hacía revolotear su bonito cabello, labios finos con uno toque rojo ligero en comparación a el color que teñía sus mejillas. Nuestras miradas se conectaron y la mantuvimos en un cómodo silencio durante varios segundos, que parecieron infinitos. Hasta que aquel bonito chico tiñó una sonrisa en su rostro y rápidamente yo también, sin saber por qué. pero esta se hizo tenue cuando se la cubrió.

¡No! quería ver tu radiante sonrisa, chico lindo.

Así que al ver como este temblaba y parecía querer desprender lágrimas, salí del trance y bajé la vista al hilo, a nuestro hilo. Estábamos conectados, nos pertenecíamos. Era incluso para contarle a la abuela y ella con una sonrisa me dijera que mentir no está bien.

—Soy Minju. —solté después de volver la vista a él, soltó un largo suspiro y sonrió una vez más, estaba llorando.

Acaba de conocerlo, a mi alma gemela.

Estaba enamorada.

Era bastante curioso, porque intenté durante muchos años evitar sentir algo con otra persona, sabía que no le pertenecía a nadie y enamorarme sería un paso en falso.

—Taeil, soy Moon Taeil. —Divagó un rato pero luego respondió y sonrió, una bella sonrisa me regaló por tercera vez.

—Lo siento tanto por hacerte caer, yo... —Murmuró y me abrazó, me abrazó tan fuerte. Realmente no me pude negar, se lo devolví y exploté; lágrimas cayeron, no solo yo entendía esto. Al separarnos lo miré con una boba sonrisa.

Conocí por primera vez a mi alma gemela.

Se sentía como si esto fuera irreal, sentí como si flotara, y el silencio volvió a aparecer cuando repetimos el abrazo. Como si fuéramos a rompernos.

— ¿Por qué tardaste tanto? —Preguntó Taeil con la voz quebradiza pero tan suave, como si estuviera hablándole a un bebé recién nacido, acarició mi cabello, desenrredando aquellos cortos mechones rebeldes que se pelearon con el cepillo en la mañana.

— No lo creía posible, tenía miedo —Hundí mi cabeza en su cuello, sintiendo su aroma hermosamente atrapante.

Y lo abracé más fuerte aún, no lo dejaría ir.

—Te esperé tanto...

ɴᴄᴛ ⁽ᵒᶰᵉ⁻ˢʰᵒᵗˢ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora