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Los pequeños espasmos se extendían, mis piernas temblaban, el placer seguía recorriendo mi cuerpo y moviendo la cabeza, al ver el cuerpo del chico respirando de forma entrecortada, la culpabilidad volvió.

Oh Santísimo Dios, Rey de la misericordia, conocedor de mis mayores pecados, ¿cómo terminé cayendo en tentación de mi mayor deseo carnal?

Conocer a Lee Taeyong fue como hacer un pacto con el mismísimo Diablo.

Removiendo el vino de la copa, levantó la vista hasta nosotras y sonrió, en ese momento no se sintió raro, le devolví el gesto y tomé asiento.

"—Yena está en el baño, siéntanse cómodas por favor. Es un gusto conocerlas, soy Taeyong. Yen me ha hablado mucho sobre ustedes."

Taeyong era un chico dulce, divertido, pero siempre que podía sacaba su lado coqueto. Tener su visita en casa se había vuelto un hábito, se sentía realmente agradable. De forma irónica recibía sus regaños si no agradecía por la cena.

—Ángel, hoy no rezaste y eso está mal. ¡Yena, a Jiwoo no le daremos postre porque no rezo al grandísimo Dios! —Ambos solían reír como una pareja de viejitos, con chistes bastantes malos.

Así como la confianza fue creciendo, el ambiente fue cambiando.

Las pequeñas sonrisas se volvieron significativas, los tontos apodos tomaron otra connotación, el primer beso fué recibido.

Atrás de la puerta, los suaves labios del joven fueron bajando por mi cuello. Surreal al principio, culposo al pasar de los minutos.

Los nervios estaban a flor de piel, ¿cómo podría mirar a Yena a los ojos?

Desde la otra esquina de la habitación, la mirada de Taeyong estaba clavada en mi.

—Ángel, ¿has rezado? —Ágilmente se acercó a mi, Yena no estaba en la habitación, me encontraba acorralada.

—Chicos, ¿Quieren fruta? —El grito desde la cocina fue claro, en forma de negación se lo devolví.

Pero ahora no estaba en casa, tampoco estaban Yena ni mamá.

"¡Oh Dios mío!"

—Dices ser devota a Dios y clamar a él por un bien, pero mírate; gritas su nombre con tan solo sentirme cerca, ¿Te gusta? ¿Te gusta sentir que soy tuyo y no de yena, te gusta follar con el novio de tu hermana? —Casi sin aliento vuelvo a soltar un "sí", el autocontrol se fué por un agujero negro.

Perdiendo la cabeza, siendo cautivada y atraída, aceptaría voluntariamente el castigo por el más sucio, pervertido y carnal pecado.

ɴᴄᴛ ⁽ᵒᶰᵉ⁻ˢʰᵒᵗˢ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora