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La luz iluminaba la habitación, el rayo de sol atravesaba por la cara del muchacho que dormía plácidamente, dando largas y tranquilas respiraciones para finalmente terminar a lo largo de la almohada.

Maggie se movió por la habitación hasta llegar al baño, antes de entrar dió una mirada más al chico, él también la miró mientras se estiraba y alargaba un gran bostezo, sonrió para murmurar algo en lo que parecía ser chino.

Tomó ese tiempo para lavarse la cara y contestar a su amiga.

— Ahora mismo estoy pagando algo, te aviso cuando termine. Por favor espera por mi, Bella. —Habló por un audio, después de agarrar su pequeña mochila.

Pero el chico ahora la llamaba.

— Mi Inglés no es el mejor, —Comenzó a hablar una vez más y se acomodó en la cama. Mirándola fijamente. — Pero no puedo dejar que pagues el hotel, déjamelo a mi. —Estiró una mano por su cabello y Maggie realmente encontró ese gesto extremadamente lindo.

— Yo tampoco puedo dejar que lo pague todo usted, me sentiría incómoda. Pienso que podríamos hacerlo a medias.

— Claro, si te sientes cómoda con eso. Y disculpa por el atrevimiento —El joven sonrío nerviosamente. — ¿Podrías esperar a qué me acomode y finalmente pagar juntos el gasto? —Maggie soltó una pequeña respuesta en tono de aprobación y movió inconscientemente la cabeza hacia abajo para jugar con sus manos —Claro, puede bajar a la recepción y esperarme ahí. —Sus manos se detuvieron y la habitación permaneció en silencio —Para que no se sienta incómoda, pero eso se lo dejo a usted —Explicó. Con un tono bajo y lento, parecía estropearse con las palabras si las esbozaba rápidamente; y logrando hablar informalmente de a ratos.

Al bajar por el ascensor hubo silencio, pero no era un silencio incómodo, ambos parecían perdidos en sus celulares hasta llegar a la recepción.

Maggie aprovechó el momento cuando el joven hablaba amistosamente con el recepcionista para rastrear su rostro. Parecía no pasar de los veinte y tantos años, su nariz era respingada y sus labios no eran tan finos ni tan gruesos, contaba con un mentón y manzana de andan marcados para finalmente hacer contraste con sus lindos hoyuelos y el pequeño lunarcito que se encontraba justo abajo de su ceja derecha.

Maggie estaba tan perdida en observarlo que cuando se dio cuenta había llegado su turno de pagar la otra mitad, había sido algo rápido.

Finalmente con una sonrisa se despidió y caminó hasta salir del hotel.

No llegó tan lejos cuando sintió como era sostenida del brazo y alguien se interponía en su camino. Era aquel chico.

—Disculpa, ¿Podrías decirme tu nombre?. Yo soy Qian Kun, ¿Cómo estás? —Ambos rieron cuando cuando Maggie contestó de la misma forma.

Bella podría esperar, sin importar que se enoje.

ɴᴄᴛ ⁽ᵒᶰᵉ⁻ˢʰᵒᵗˢ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora