𝟭𝟰𝟬𝟮𝟵𝟳

60 4 0
                                    

El ser humano tiende a jugar a ser un Dios yendo contra la ley de lo natural y sabiendo de antemano que la batalla está perdida, luchando contra la tan ansiada realidad que los expone a lo contrario.

Jaehyun era uno más de esas incrédulas personas.

En el extremo de aquel olvidado y casi deshabitado pueblo, en una pequeña y agradable casa el joven vivía sin escrúpulos ni remordimientos de las fechorías que había cometido durante lo largo de su vida, jurando que haría muchas más en su fuerte obsesión de una vida sin final. Hoy, después de mucho tenía un visitante.

Jaehyun sabía perfectamente de quién se trataba, no era tonto. Incluso si no traía su traje, sabía que la muerte había venido a visitarlo.

Frunció el ceño, el visitante no dejó de caminar y examinar su hogar. Estaba respirando exaltado; conocía que el tiempo era corto.

El velo que cubría sus ojos pegado firmemente a su rostro con una tenue transparencia, lo descifró. La muerte lo estaba mirando fijamente, esbozaba frialdad con la mirada, pero de ante mano sabía que su corazón era tan rojo y vivaz como la sangre que bombeaba este.

La noche finalmente cayó sobre el pueblito y la muerte se levantó de su lugar, Jaehyun no titubeó ni dudó en seguir sus pasos firmamente. Llegaron hasta un gran árbol con un fuerte tronco y cuyas hermosas hojas estaban en su mejor momento, lo apreciaron por un momento, como sabían, estas no duraban si no más de seis meses.

La muerte finalmente movió la vista del árbol y giró hacia Jaehyun quién quiso decir algo pero fue detenido en el intento abrupto de su tan anhelado y desesperado intendo de vida eterna.

Con una voz suave por primera vez se dirigió a Jaehyun;

—Al igual que este árbol no sería nada sin su raíz; no hay vida si no hay muerte. —Suspiró cuando Jaehyun no hizo más que acomodar el suave pantalón de chándal con desdés, pareciendo ignorarlo— Estás reacio y constantemente negando este momento, Jung Yoonoh.

Y lo haló tan cerca como pudo, juntando sus labios. No fue un beso con sentimientos pero tampoco fue frío, y cuando tomó profundidad, Jaehyun finalmente sintió como todo se volvía negro detrás del velo, incluso sin cerrar los ojos.

El beso de la muerte.

La suave brisa del verano estaba sobre ellos, Yoonoh era parte del árbol ahora y sentía lo lejos que estaba eso que durante tantos años había añorado y el cuál finalmente no logró conseguir.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 01, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ɴᴄᴛ ⁽ᵒᶰᵉ⁻ˢʰᵒᵗˢ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora