11.- Nuestro encuentro

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—Padre, ¿Porque mamá está tan gorda?

—Ni yo lo sé, Samato.

—Tengo hambre.

—....Sigue así, mamá.

Samato salió de su hogar para luego empezar a caminar hacia su nueva escuela, U.A. había sido aceptado en la escuela de sus sueños, se convertiría en un héroe.

Llegó ante aquella puertas, miró la línea de las puertas para luego suspirar y entrar, sonrió mientras buscaba su aula. A-1.

—Feos, Estoicos, Dañinos, Cerebritos, Burros y ¡A de Aplicados!

Tomó aire para luego entrar al aula. Había una cantidad de alumnos ahí, pudo notar a un bicolor entre ellos, sonrió levemente, para luego mirar a los demás. Parecían tener una particularidad excelente, al ser doble Quirk le ayudaría mucho ante los sucesos que podrían presentarse en un futuro.

—Hola, guapo—Un rubio que no paraba de brillar lo tomó del hombro— ¿Quieres hacerte la manicura conmigo?

Samato tembló levemente para luego alejarse a un asiento.

—Otro día.

Murmurró para luego sentarse en la silla libre. Suspiró levemente para luego bajar la mirada.

—¡Oye, hola!

Samato subió la mirada encontrándose con una chica de pelo rosa, piel rosa, ojos negros y amarillos y unos cuernitos en su cabeza.

«Sumamente y simplemente adorable» Pensó Samato viendo a la chica.

—Soy Mina Ashido, un gusto conocerte, ¿Y tú?

—Samato Abukara.

—¡Samato! Lindo nombre, oye, te ves sólo, yo puedo ser tu amiga, tengo otros amigos y te los presentaré luego, ¿Te parece?

Samato se sonrojó levemente.

—Si, claro.

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—¡Cuidado Samato-Kun!

—Son solo libros cálmate.

—Pero son una pila, cualquier movimiento en falso y se caerán.

Samato paró en seco para luego dar varios pasos para atrás, miró a Mina para que le siguiera. Se quedaron viendo unas escaleras para luego oír gritos y risas.

—Mina, sostén estos.

—¡Ah sí!

Mina cargó los libros viendo como Samato se ponía ante las escaleras con las piernas flexionadas y los brazos en alto.

—¿Que harás?

—Dentro de unos segundos, unos chicos de la clase estarán usando unas bandejas como resbaladizas y caerán por las escaleras, uno caerá y se hará daño. Si me pongo aquí, el estará bien, caerá sobre mí y no se hará daño. Luego se levantarán y se disculparan. Lo pasará nada fuera de lo...

Unos sonidos se escucharon, de un momento a otro, Samato estaba en el suelo con alguien encima. Un rubio con un fleco de relámpago estaba en la pared riendo con una bandeja en sus manos, un azabache riendo igual con una bandeja abajo suyo y un pelirrojo sobre el.

Pero había un detalle en particular.

Los labios del pelirrojo estaban sobre los de Samato de forma accidental. El pelirrojo al notar esto se separó al instante.

—¡NO ES DE HOMBRES! ¡PERDÓN!

—¡Samato-Kun!

Samato no respondía, estaba en silencio, con los ojos cerrados con fuerza y con una que otra lágrima cayendo de sus ojos.

—¡Samato-Kun!—Mina se agachó para ver a su amigo muy preocupada— ¡Samato-Kun! ¿Estas bien?

—Futuro...

—¿Que?

—El futuro...ha sido cambiado...eso...no me hace bien...

—¡SAMATO-KUN!

Y Samato cerró sus ojos.

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—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGHHHHHHHHHHHHHHHHH!

—¡MUAH!

—Ay, no me dolió.

Samato salió de la enfermería lo más antes posibles con la ayuda de Mina.

Se había desmayado.

—Mina, llévame con ese tipo.

—¿Seguro, Samato-Kun?

—Si.

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—¡Lo siento! No ha sido de hombres hacerte perder la conciencia y cambiar el futuro.

—No pasa nada, sólo no vuelvas a lanzarte de ahí.

—Si, soy Kirishima Eijiro.

—Abukara Samato.

Al tomar sus manos como saludo, ambos sintieron un vuelco en el estómago. Se sonrojaron a más no poder al recordar una imagen.

Kirishima sobre Samato, besándose.

30 días nada de hombres.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora