22...El Secuestro

42 4 0
                                    

Me obliga a dejar mis armas y la mochila en el suelo y cumplo, pero más por resignación que por temor. Sabía que este día llegaría y me alegro de haberla encontrado. O que ella me haya encontrado a mí. 

—Finalmente la famosa gata asesina Bombay ha sido atrapada por un ratón ¿Qué te parece?

—Yo... Creo que sé lo que buscas, y puedo dártelo. Así que no tienes que hacer esto más difícil...

—¡¿Más difícil?! ¡¿Más difícil que encontrar a tu padre asesinado a sangre fría?! ¡¡Cerrá esa sucia boca!!

Un fuerte golpe en la cabeza me deja inconsciente. Al despertar, me encuentro atada de pies y manos en una silla de hierro, a mi alrededor la habitación está oscura. Apenas puedo vislumbrar algunas sombras gracias a los años que llevo moviéndome en la noche. Un pequeño escritorio está como a unos dos metros, junto a una lámpara de pie apagada y cámaras en dos de las cuatro esquinas. Un pequeño chillido me hace percatarme de que también hay roedores... y donde hay roedores, hay salida. Oigo que la puerta que se abre detrás de mí y unos pasos hacen eco en el piso húmedo del lugar.

—Bueno, bueno, ¿terminaste de dormir tu pequeña siesta? 

—Escucha Tati...

—¡¡No me digas Tati pedazo de escoria!! Para vos yo no soy nadie, no tengo nombre ni apellido, porque me los arrebataste el día que mataste a mi padre... Y, ya que estamos en el tema, contame ¡¿Por qué carajos lo hiciste?!

 —Sé que no tengo perdón, pero fue una orden de Hollow, me mandaron a matar a un traficante de información muy valiosa, yo no supe que era él hasta que llegué a la casa...

—¿Y aún así te atreviste a matarlo? ¿Tan poca cosa fuimos para vos? ¿Qué es lo que te ofrecieron a cambio? ¿¿Dinero, poder??

—Libertad. Y seguridad para mi familia. 

—¿Qué clase de libertad te puede ofrecer el cabecilla de una mafia? ¿Y seguridad para tu familia? ¿Qué clase de broma es esa?

—Cuando Hollow me empleó hace como cinco años, yo acepté a cambio de un favor, que mantuviese a mi familia a salvo y lejos de toda esta basura. Y si yo cumplo con mi trabajo, él me dejará libre. Supuestamente sería el día que se case...

—¡Ja.Ja.Ja! No me digas, ¿vas a esperar al día en que ese tipo se case con la mujer que amas para reclamar tu ansiada "libertad"? Y sí, quita esa mirada porque lo sé todo, así que ni te molestes en negármelo. Sin embargo, ¿sabés lo que el concepto de "libertad" significa en una mafia Bombay? Mirame a los ojos cuando te hablo... Significa: MUERTE. 

No puedo creer lo que me está diciendo, o más bien no quiero creerlo, todos estos años me convencí que lo que hacía sería lo mejor para mí y mi familia. Que llegaría el día en que vería a todos felices, y que con mi libertad podría ayudar a Francesca a ser libre, y enmendar a Tatiana por haberle arrebatado lo que más quería. Pero no puedo morir antes, no puedo dejar a la gente que más quiero a su suerte, no puedo entregar mi vida en bandeja de plata. 

—¿Mmmm? ¿No tenés nada que decir? Pensé que estarías más sorprendida, pero veo que tu vida no vale ni dos pesos en estos tiempos. ¿Vas a regalarle tu vida a tu jefe? ¿Qué diría tu primo sobre eso? 

La mención de Gustavo me devuelve a la realidad. Necesito hacer algo y hacerlo cuanto antes. 

—No, no voy a entregar mi vida, no antes de garantizar la libertad de los que amo. No puedo dejar a mis hermanos, a Francesca o a vos, sin asegurarme de que estarán bien sin mí. 

—¿A mí? No seas hipócrita Bombay, siempre te interesó muy poco mi bienestar. Pero, si en realidad hay algo de verdad en eso que dices, quiero que me digas exactamente dónde está la información que necesito para terminar de destruir el emporio de Hollow. 

—De acuerdo, pero por favor, necesito que me digas algo importante que está entre esa información que buscás. 

—¿De qué se trata? 

—Se trata del tipo, o los tipos involucrados en la muerte de Gustavo. 

—Claro, te lo diré cuando decida qué hacer con vos. 

Le digo la dirección y la habitación vuelve a quedar a oscuras. Por suerte Tatiana tiene poca experiencia secuestrando gente y no me quitó los borcegos antes de irse. Con un poco de esfuerzo comienzo a estirarme y tratar de alcanzar mi pie izquierdo con las manos para sacar de allí una pequeña navaja. Me llevó un tiempo pero logré sacarla y con ella cortar las cuerdas.

La Bombay, hija de la delincuencia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora