Dia 9

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(___TN)
Aún no creía que ya habían pasado nueve días desde que se hizo aquel trato y no hacía más de cinco días que había empezado a tratar más con Saúl, y al parecer todo iba bien.
Aún le era difícil asimilarlo. De alguna manera, está viendo al muchacho que conoció tres años atrás cuando trabajo para sus padres y él, como empleada doméstica. Todo había sido color de rosas hasta que en seis meses, todo se fue a la nada.
No entendía porque le gustaba recordar lo malo de su vida y tenerlo presente a cada momento. Deseaba poder desahogarse pero no tenía a quien recurrir. Siempre pasó de un lugar a otro y sólo pudo conocer poco de las personas. La única que podría conocerla sería su secretaria, pero a ella no le diría lo que en realidad es su matrimonio con Saúl.
Tal vez hablar con Saúl de cómo se sentía le ayudará a desahogarse, aunque era mala idea, sabía que terminaría diciéndole muchas cosas que odiaba desde aquel momento.
—¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?— dijo en voz alta.
Estaba sola en su oficina. Saúl le había dejado la razón a su secretaria que no podía esperarla para regresar juntos como el día anterior y que llegaría tarde. Aunque que explicará con detalles porque llegaría tarde, era demasiado.
Las explicaciones entre parejas, es normal para que haya algo duradero, pero donde no hay nada, las explicaciones son como palabras pronunciadas a un sordo o en un lugar cerrado donde sólo te escuchas tú mismo.
Tocaron a la puerta, (___tn) salió de sus pensamientos y se sentó recta en la silla, juntando sus manos sobre la mesa.
—Adelante.
La puerta se abrió y pudo ver a Antoni entrar.
—Hola, (___tn).— se sentó frente a ella imitando su acción con las manos.
—Antoni— sonrió—. ¿Qué te trae por acá?
—Oh, nada en específico. Sólo quería saludarte.
La sonrisa que Antoni le dio fue muy peculiar. Saúl y él eran muy cercanos, de un lado para el otro. Varias veces ella los llevo a ambos a la habitación cuando llegaban borrachos.
—¿(___tn)?— llamo su atención—. ¿Te pasa algo?
—No, sólo...
—¿Recordabas?
—No exactamente— dijo ella—. ¿Saúl te envío aquí?
(___tn) le pregunto a Antoni de la manera más discreta posible.
—No, no creo que hayan razones para que lo hiciera— dijo Antoni—. ¿Segura de que no te pasa nada?
Antoni era el psicólogo de la empresa y obviamente podía leerla fácilmente.
—No.— dijo decidida a mentirle.
—Ok— sonrió—. Venía a decirte que he planeado una cena en mi casa el viernes y estás cordialmente invitada.
—¿Qué celebraras?
—Ah, nada en especial. Sólo es pre-cumpleaños de (___tn)— dijo—. Será algo sencillo entre varios trabajadores.
Claro, se le había olvidado que Saúl cumplía años en pocos días, solo lo felicito una vez, antes de que todo pasara y que él decidiera salir un día antes de cumplir y regresar a los tres días.
—Está bien— dijo saliendo de sus pensamientos—. Asistiré pero déjame tu dirección con mi secretaria.
—Irás con Saúl— dijo sin titubear—. No será necesario.
(___tn) lo miro entornando los ojos y noto como en sus ojos azules había un brillo de diversión.
—Muy bien.
Antoni se levantó de la silla y se despidió de ella.
—Ah, (___tn)— dijo deteniéndose en la puerta—. No logras engañarme, si quieres hablar de algo puedes verme. Saúl no sabrá nada.
Y se retiró después de regalarle una amplia sonrisa.

30 días con el amor de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora