Dia 12

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(___TN)
Se colocó un vestido azul oscuro, de tiras y le llegaba hasta sus rodillas, se colocó unos tacones de aguja negros, un collar y aretes dorados, se maquillo sólo un poco y recogió su cabello totalmente dejando ver el escote de la espalda que llegaba hasta su cintura. Tomo la cartera, guardo su celular, dinero, llaves e identificación.
Al bajar las escaleras se encontró con Saúl sentado en el sillón, viendo televisión. Tenía un traje azul, que le quedaba muy bien, pero aún no se había colocado su saco y corbata, las tenía a un lado.
—Estoy lista.— dijo llamando su atención.
Saúl se levantó del sillón y al mismo tiempo apago el televisor, tomó su saco y corbata y la miró, deteniéndose en el proceso de terminar de vestirse.
—Tierra llamando a Saúl.
Saúl se colocó la corbata alrededor de su cuello. (___tn) se acercó a él.
—Te ves muy bien.— le dijo él aun sosteniendo cada extremo de la corbata.
(___tn) se encogió de hombros con una sonrisa y tomó los dos extremos de la corbata, Saúl la miró extrañado mientras ella hacía el nudo de la corbata. Sabía que él la miraba y le dio una corta sonrisa.
Luego de que (___tn) le ayudará a colocar la corbata, salieron de la casa y se fueron en el auto de ella. La idea fue de Saúl y le había sorprendido. Saúl había cambiado su actitud hacía ella y viceversa. El simple hecho de que volvían a conocerse era divertido, había conocido una parte de él y muy poco de otra parte que él tenía oculta, y claro, la versión que es ahora. Por eso dicen que el pasado forja a la persona que serás más adelante.
—(___tn), es en la casa blanca, te has pasado.
La voz de Saúl le hizo salir de sus pensamientos. Él estaba sonriendo por el hecho de que ella se había pasado la casa de Antoni.
—Sólo me pase para poder parquear bien el carro.— se excusó.
Saúl y ella se bajaron al mismo tiempo.
—Te creo— dijo con sarcasmo—. ¿Vamos?
Extendió su brazo. Nunca había ido a una cena de pre-cumpleaños de Saúl, y no sabía a quienes se encontraría.
(___tn) entró del brazo con Saúl, la casa tenía un portón de acero que les había abierto un portero, la casa no era muy diferente a la de ellos, sólo que Antoni tenía más vecinos a su alrededor.
Cuando entraron, sintió como el corazón se le quería salir del lugar que ocupa en su pecho. El salón no estaba lleno de personas, pero había suficientes para crear el momento. Estaba la secretaria de Saúl, que le impresionó reconocerla, ella se acercó a él y le saludo, estaba el señor de recursos humanos, los tres diseñadores, la secretaria de (___tn) y varios que no conocía.
Alcanzó a escuchar los murmullos sorprendidos de todos los demás diciendo: "¿Vinieron juntos?" "¿Se reconciliaron?" "Al fin vino con su esposa y no sólo"... Y muchos comentarios más que cesaron con la llegada de Antoni del brazo con la que había sido su secretaria un tiempo atrás, Andrea.
Ambos bajaron las escaleras, la piel morena de Andrea resaltaba con el vestido blanco que tenía, su cabello largo estaba recogido completamente en una trenza. En cambio, Antoni tenía un traje negro que resaltaba su singular cuerpo bien definido. Era más alto que Saúl, su cabello era rubio y los ojos azules.
Miro a Saúl de reojo, su cabello marrón oscuro, sus ojos cafés, era tan diferente a Antoni físicamente pero igual de seductor y simpático que él.
—Han llegado los invitados de honor— dijo Antoni llegando a ellos y haciendo que (___tn) dejara de pensar en lo bien que se veía Saúl.
Se acercó a Saúl y le saludó, luego a ella mientras Andrea lo saludaba.
—Me alegra que hayas venido.
(___tn) sólo le sonrió, no sabía qué responder con respecto a eso. Antoni los guio a todos a la piscina, donde estaba la mesa puesta, con los puestos contados. La música era suave, había otra mesa que estaba llena de diferentes tragos y cada quien se podía servir el trago que quisiera.
(___tn) estaba parada al lado de la mesa, mirando a todos, Antoni le estaba diciendo algo animadamente a Saúl.
—Son muy unidos.
(___tn) miró a Andrea que le estaba hablando, tenía una copa de champán en su mano izquierda, mientras, (___tn) tomaba vino tinto.
—Me doy cuenta de eso— le respondió—. ¿Y Antoni y tú son...?
—Es poco profesional pero somos novios.
—¿Hace cuánto?
—Hace cinco meses— dijo Andrea—. Pero apenas empecé algo con él renuncie.
(___tn) miró a Saúl que ya había dejado de hablar con Antoni y estaba hablando con su secretaria, ambos riendo, él le colocó la mano en el hombro y le dijo a ella algo que le hizo reír.
—Es comprensible, por lo general las secretarias conocen mucho a sus jefes y sólo sucede.
(___tn) se bebió lo que le quedaba en la copa y se sirvió más.
—Oh, no te preocupes— dijo Andrea.
—¿De?— le pregunto sin saber a qué se refería.
Andrea le señaló a Saúl y la secretaria hablando.
—A él no le gusta ella.
—¿Cómo estás segura de eso?— le pregunto (___tn).
—Porque a Saúl no le gusta mezclar el trabajo con la pasión.
—Claro, pero es mi esposo y trabajo en la misma empresa.
—Sí, trabajas en el mismo lugar, pero es una empresa familiar, es tu esposo— sonrió—. Sé todo lo de ustedes, él mismo me lo contó.
—Si lo sabes, debes saber que él está con alguien y no me preocupa eso, no importa si es de la oficina.
—(___tn), él no ha estado con nadie de la empresa, no más que tu— dijo—. Si ha tenido uno que otro desliz pero es estando un poco pasado de tragos y no sabes lo que es capaz de decir cuando está borracho— Andrea sonrió—. No dejes que piensen que están mal.
(___tn) iba a decir algo pero fue interrumpida por Antoni llamándolos a comer.
Comieron en silencio, Saúl estaba a su lado, Andrea y Antoni a su izquierda. Al lado de Saúl estaba su secretaria. Miro a Andrea cuando vio que estaba en una conversación con la secretaria. Andrea asintió y Saúl la miró en ese momento.
—¿Qué pasa? — le susurró.
—Nada, sólo creo que he tomado mucho vino hoy.
Saúl rio.
—(___tn) perdiendo el control— colocó la mano en la de ella—. Eso me gusta.
—Ya vas a empezar a reírte de mí.
Saúl se hizo el dolido y siguieron hablando. Cuando la cena terminó, varios ya se habían retirado. Había seguido hablando con Saúl y Andrea mientras Antoni despedía a algunos de los invitados.
Antoni se detuvo en la mesa donde estaban las bebidas y dejó a Andrea y a Saúl hablando. Se acercó a él.
—¿Podemos hablar, Antoni?
Como siempre, él le recibió con una sonrisa.
—¿Es sobre tus pensamientos?
—No, es algo diferente— dijo—. ¿Qué hacen para festejar? Sé que se van todo el fin de semana.
Antoni entendió que hablaba del cumpleaños de Saúl.
—Sí, generalmente festejamos en el barco todo el fin de semana. ¿Por qué?
—No me agrada mucho el mar pero quisiera hacer algo diferente— le dio una mirada algo traviesa.
—Estás tomada, (___tn)— dijo Antoni.
—No mucho pero qué tal si planeamos algo diferente para el cumpleaños de Saúl.
Antoni sonrió.
— ¿Que tienes en mente?

30 días con el amor de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora