¡Discord, zorra!

1. Llegando a Karmaland

Auron se encontraba minando como loco, solía hacerlo seguido, pues quería conseguir suficientes minerales para comenzar su nueva vida en el pueblo.

Su inicio en Karmaland fue difícil, acababa de llegar y conocía poco, no sabía mucho de crafteos, ni materiales, y mucho menos de construcción. Su casa era apenas una cueva a las afueras, entre las casas de los 8 "héroes" que supuestamente deberían defender Karmaland de cualquier amenaza. Claro que todo esto eran cosas que Auron había escuchado de los habitantes del pueblo, realmente nunca los había visto en acción. El día que llegó conoció a Luzu, que fue muy amable, le ofreció su apoyo para lo que necesitara, y hasta comida si le hacía falta. Se tomaron confianza pronto, haciéndose buenos amigos, así que éste lo presentó con los otros 7, quienes con gusto le recibieron y comenzaron a entablar amistades. Luzu seguido tenía pequeños detalles con Auron, pequeños regalos que lo ayudaban a avanzar con sus planes para su casa y demás. Cada vez que estos dos se juntaban, se sentían tan cómodos con el otro y se la pasaban tan bien, que poca cuenta se dieron de que los habitantes Karmalalienses comenzaban a sospechar que lo suyo iba más allá de una amistad. Por supuesto que ellos no lo sospechaban ni tantito, a pesar de que Luzu, siendo mucho más maduro, sabía que sentía un cariño especial, diferente al que sentía por los demás, pero no tenía muy claro de qué tipo. Auron, por su parte, lo que fuera que estuviera sintiendo, lo reprimía hasta olvidarlo, pues su objetivo era convertirse en el psicólogo del pueblo, y Luzu había mostrado interés ya en acudir a consulta. Su corazón tenía que ser inexpugnable, así como su casa lo sería en un futuro.

Una vez que llenó su mochila de minerales, subió a su casa, que ya había tomado un poco más de forma, situada entre las de Vegetta y Luzu, con unas hermosas vistas de ambas casas, Auron salió a recoger lo que hubiera crecido en su huerto, pero antes de poder hacerlo, pisó una mina que lo dejó herido.
Desde su casa, Luzu escuchó la explosión y corrió a ayudar al recién llegado. Arreglando rápido la pared y el huerto que habían quedado reventados.
Metió a Auron a su casa casi cargándolo, lo recostó en la cama que le había regalado días atrás y curó sus heridas. Le explicó que debía cuidarse, pues a mucha gente en ese pueblo le gustaba gastar bromas que se salían de las manos. Al mismo tiempo, confesándole que planeaba postularse para alcalde dentro de unos meses, y poder proteger a la gente y hacer justicia.
-Gracias, Luzu. ¿Qué haría yo en este pueblo lleno de gente mala sin ti?
-Cuídate, Auron, ya sabes que estoy para lo que necesites. - dejó a Frederick al lado de éste, para que le hiciera compañía.
Luzu salió de la casa pensando en lo tierno que se veía abrazando a su mascota y compañero pollo. Inmediatamente pensó en Manolo y que aún no le había alimentado, así que corrió a su casa olvidándose de todo el asunto de Auron.
Mientras tanto, Raúl estaba ya planeando cómo sería su sala de consulta, sabiendo que a la gente del pueblo le urgía un psicólogo.
Poco se imaginaban estos dos que en un futuro estarían completamente enamorados.