Recuerdos de un 7 de octubre.

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— Sasuke por el amor a Dios, vamos — Me decía mi hermano harto y cansado de mí. Sé que se esforzaba exageradamente para no gritar ni decir algo que me pusiera en duda o me resulte incómodo porque se supone que me estaba enseñando pero, su voz que aumentaba su volumen cada vez más me ponía más tenso de lo que ya estaba.  Al sostener este artilugio era difícil no tener miedo. Evitar flaquear y temblar era muchísimo más que complejo y se tornaba pesado, realmente pesado.

   Especialmente para un niño de tan solo ocho años.

   Traté de volver a tener firmeza y a apuntar pero, de inmediatamente la volvía a perder y mis nervios comenzaban a brotar con mayor intensidad que antes. No pude aguantar y comencé a derramar algunas lágrimas por la presión tan fuerte que estaba ejerciendo Itachi en mí y no solamente él, si no yo mismo.

—¡¡Sasuke, si no disparas esa puta arma juro que me enfadaré muchísimo!! — Ahora si alzó toda su voz. Me asusté muchísimo, sentí una enorme presión en el pecho y uno de los nudos más grandes de mi vida en la garganta. Entonces, intenté ver el objetivo pero, como mi vista estaba lo suficiente borrosa por las lágrimas, cerré mis ojos completamente aguados y apreté el gatillo.

   Lo escuché. Fue un sonido explosivo tan fuerte que sentí quedarme sordo por unos segundos. El cilindro del revolver rotó inmediatamente para alinear la próxima bala y para llevar a cabo el disparo que seguía. Ante esa acción del arma, abrí mis ojos y vi como mi disparo había sido tan perfecto que atravesó el centro marcado con blanco de un enorme barril.

   Lloré pero no de emoción, nunca sería por algo así. Nunca quise disparar un arma, me parecía terriblemente violento. Lloré porque sentí que todo mi cuerpo se liberó de un peso tan enorme pero inexistente en mí. Caí de rodillas contra el suelo con algunos restos de paja y vi las tablas de madera roja que conformaban la pared del granero. Las veía muy borrosas.

   Itachi se acercó a mi y se agachó al lado mío en cuclillas. Acercó su brazo y extendió su mano para pasarla por mi cabello y darme caricias con la idea de calmarme. Pero, sin mirarme a la cara.

— Para la próxima nunca dudes, Sasuke. La vida podría ponerte en cualquier circunstancia y puede que yo ni siquiera este para defenderte. Somos solo nosotros dos y no quiero que te pase nada en absoluto. Así que prométeme que vas a practicar a pesar de que no te guste.

   Entonces, asentí moviendo mi cabeza de arriba a abajo. Me levanté aún con lágrimas en mi rostro y él hizo lo mismo. Acarició mis mejillas con sus dos manos y me proporcionó un suave beso en la frente para luego limpiarlas con los dedos pulgares.

— No llores, haces que me angustie más de la cuenta — Me dijo. 

   Ese es el recuerdo que conservo del otoño de hace aproximadamente ocho años. Era octubre del día siete. Ese número, en la quiniela significaba el revolver curiosamente.

   Lo recuerdo porque creí que nunca lo volvería a hacer. Además, fue la primera vez que veía a Itachi estresado y nervioso pero, como dijo mi amado: La vida podría ponerte en cualquier circunstancia y puede que yo ni siquiera este para defenderte.

   Y eso fue lo que pasó.

   Ahora me encontraba apuntando a un maldito hijo de puta. Primero fui por su pierna, específicamente su muslo. La idea era que no camine. Luego en el abdomen solo para que pudiera sentir el doble de dolor y ahora apuntaba su frente para acabar con su miserable vida.

   El granero estaba frío, era invierno, incluso estaba nevando pero, no lo sentía. Llevaba prendas livianas y mis manos estaban entumecidas más de la cuenta pero la adrenalina en mi cuerpo y la furia en mi corazón no me permitían tener sensaciones de ese tipo.

   ¿Saben? Nunca creí que llegaría a sentir tanto odio. Siento mi corazón repleto de él. Tampoco creí que podría desbordarse de tal manera. Nunca creí que asesinaría a una persona pero, aquí me encuentro.

   Aquel chico de pelo rubio largo con un flequillo de igual tamaño y ojos celestes se desgarró la garganta gritando por su vida pero, ya era muy tarde. El disparo atravesó su cráneo y en cuestión de segundos perdió lo más preciado que tenía: la vida.

   Perdóname, Itachi. Pero si no volverás a ver la luz del día, no volverás a vivir, ellos mucho menos.


×××


Spoiler agradable: No, no maté a Itachi.
Espero que esta cosa les guste¿? Ni yo me tengo fé but okey. Lo más probable es que actualice el miércoles que viene
So, quién demonios lo lea, espero que sea de su agrado¿?

Severe Revenge [SasuIta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora