¿Está sucediendo realmente?

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Tan solo faltaban tres días para la tan anhelada graduación, para ese momento especial en el que se recibiría como profesional en la carrera de Negocios internacionales, para ese momento cumbre después de tantos años.

Ya casi todo estaba listo, el vestido, los zapatos, el discurso que debía decir. Solo le restaba preparar a su querida madre, se lo había prometido en una de las tantas videollamadas que se realizaban semanalmente, así que debía cumplir; aunque más que eso, era todo un gusto para ella hacerlo, adoraba compartir momentos con su progenitora.

- Madre, ¿lista para un día de compras?
- Sí, por supuesto. Solo dame un momento para terminar de retocarme.
- OK, te espero.

Tomaron un taxi, pues aun la chica no disponía de un auto, tal vez en su siguiente cumpleaños le regalarían uno.

- Llegamos mamita. Muchas gracias señor, aquí tiene (dijo entregándole al chofer la tarifa acordada). ¿A dónde iremos primero, mami? ¿A algunas zapaterías o tiendas de ropa?
- Primero, me gustaría decidir mi vestimenta hijita, así podré elegir los zapatos que combinan con ello.
- Umm, por supuesto; tienes toda la razón (hizo una pausa). Entonces dime, ¿qué has decidido: un vestido o un conjunto elegante?
- Tú dime, hija. ¿Qué me quedaría mejor? Eres la especialista en moda ¿no? (dijo la madre con un poco de gracia)
- Claro que sí; ya verás que quedarás hermosa (hizo este gesto con los dedos:👌), solo sígueme, mami.

Subieron hasta el 4to piso del centro comercial, recorrieron un gran tramo y por fin llegaron. ¿A dónde? A aquella tienda en la que había encontrado su vestido y aquella en donde trabajaba su joven acompañante de supermercado, es decir, Jimin.

Antes de entrar, y sin (ella) darse cuenta, se había quedado sumida en sus pensamientos. ¿Qué pensaba? ¿Qué debatía con su yo interno? Pensaba en lo que le había dicho Ana, su amiga, en su última reflexión. Y debatía con su yo inyerno si hacerle caso o no, porque qué mejor momento iba a encontrar para expresar su perdonar.

- Fabiana, hija. ¿Qué pasa? ¿estás bien? Llevamos como 10 minutos paradas aquí, en la entrada de la tienda a la que me has traído.
- Lo siento, mami. (dijo tras agitar su cabeza de lado a lado rápidamente) Y no es nada, no te preocupes; solo estaba pensando en como te voy vestir (mintió).
- OK, bueno pasemos (dijo la señora Rodriguez; se había percatado de aquella mentira, pero no era el momento ni el lugar para tratar de descubrirla).

Las dos mujeres llevaban ya como media hora en aquella tienda. Aun no encontraban la prenda perfecta. Lo que le gustaba a una, no era del gusto de la otra y viceversa. Hasta que un joven se acercó a ellas.

- Buenas tardes señora y hola Fabiana, ¿en qué las puedo ayudar?
- ¿Lo conoces, hija? (Miró curiosamente la madre a su hija. Tal vez aquel era el motivo del suceso previo)
- S-sí mamá (dudo un poco, no por el conocerlo en sí, sino porque sabía que su madre estaba uniendo el rompecabezas) Y... hola Jimin (sonrió nerviosamente).
- ¿De dónde lo conoces? No recuerdo haberte escuchado mencionar su nombre nunca, al menos en casa no (BINGO, su madre estaba haciendo justo lo que pensaba que haría, y para curiosa su madre era la primera)
- Del colegio mamá, fuimos... compañeros de clase. Pero bueno, no vinimos a eso. Luego hablamos (dijo antes de ser interrumpida)
- Está bien (susurró su madre)
- Bueno Jimin, estamos buscando algo adecuado para mi madre.
- OK ¿A qué tipo de reunión asistirán?
- A la graduación de mi querida hija (respondió la madre)
- ¿Te graduarás? (dijo muy sorprendido el chico, aunque también algo triste. También hubiera querido poder graduarse, pero la oportunidad no se dio simplemente) ¡Felicidades!
- Gracias. Bueno, ¿nos podrías ayudar? (pidió Fabiana un poco avergonzada)
- Claro, síganme por aquí.

Y así, tras unos 20 minutos, la señora Rodriguez quedó lista, con el conjunto que quería y que era de aceptación de su hija. Jimin había hecho un gran trabajo, como siempre. El ser atento y empatioso le era de mucha ayuda en su trabajo.

- Wow, joven. No sé como hizo, pero en menos del tiempo que mi hija y yo nos demoramos en observar y no elegir nada, usted ha encontrado la vestimenta perfecta. Gracias.
- Sí, gracias Jimin. Bueno mami, espérame aquí, tengo que hacer una larga cola para pagar esto (levantó levemente el conjunto que tenía en uno de sus brazos).

Y así fue; le tomó 15 minutos llegar al inicio de la cola, 15 minutos de espera, 15 minutos de estar parada y avanzando a paso tortuga.

Pagó el producto (la vestimenta) y antes de regresar con su madre, se acercó a Jimin aprovechando que no estaba atendiendo a nadie, solo ordenaba algunas prendas.

- Jimin (dijo captando la atención del chico)escúchame. (Hizo una pausa) Te perdono. Dejemos el pasado atrás. Has cambiado.

Aquella confesión dejó anonadado a aquel chico, ¿en verdad estaba sucediendo?

- ¿E-e-entonces estás diciendo que podemos ser amigos? (dijo sin pensarlo demasiado)
- Tal vez, hasta el momento me has caído bien (sonrió suavemente).

Hola, espero este capítulo les haya gustado. Hasta otro sábado.
Cuídense.

Mi dulce terrible dolor de cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora