Capítulo 1. |Torbellinos De Realidades|

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BROOKLYN, CIUDAD DE NUEVA YORK

Consultorio del psicólogo Morris:

A través de la ventana se podía observar la zona central de la ciudad. Las aves volando, su canto emergiendo y niños y ancianos disfrutando lo que la naturaleza esa mañana les estaba ofreciendo.

Su cabello estaba más corto. Sus ojeras más pronunciadas y sus labios casi blanquecinos. Había olvidado la noche anterior tomar sus aspirinas para dormir.

—Entonces dices que llevas soñando lo mismo durante esta semana—escuchó la mujer que se mantenía de pie viendo hacia el horizonte con la mirada perdida—. ¿Crees que tus sueños quieran decirte algo?

Preguntó con curiosidad, haciendo que Bárbara girara sobre sus talones para verlo directamente con el ceño fruncido. Aquello le resultó curioso, aunque como siempre, evitaría ceder a tener conversaciones triviales con Charlie Morris, su psicólogo.

—Buscarle significado a mis sueños no ayudará nada, Charlie—el hombre se llevó los dedos al puente de la nariz ante la resignación de la escritora—. ¡Es frustrante! No sé qué hacer. Mi vida está en pausa desde hace cinco años. ¡¿Puedes comprenderlo?! ¡Cinco años, Charlie!—su voz se quebró y Charlie la vio con detenimiento—. La culpa no se aleja de mí. Los pensamientos tortuosos se adueñaron de mi vida y no sé cómo hacer que se alejen. He practicado deportes, he hecho yoga, incluso, por Kate comencé a trotar por las mañanas pero es inútil. No puedo manejar esto sola. ¡La necesito!

Charlie escribió rápidamente en su agenda lo que Bárbara le había manifestado.

—Estás viviendo tu vida por vivirla porque sencillamente desde hace años perdiste las ganas de vivirla plenamente. ¿Cuándo fue la última vez que escribiste?—le preguntó, y Bárbara se mostró pensativa.

Había pasado mucho desde la última vez que escribió.

—Hace mucho, Charlie. ¡No lo sé! ¿Acaso eso importa?

Él asintió.

—Estás atravesando por un período de negación dejando muchas cosas a un lado. Incluso, lo que más te hace feliz que es escribir.

Bárbara negó.

—Lo que más me hace feliz no está a mi lado desde hace muchos años, Charlie. ¿Cómo puedo seguir adelante cuando siento que me estoy hundiendo cada día más en la tristeza?—preguntó—. Lo que siento aquí dentro, es demasiado para lo poco que disfruté a su lado. Desde que no está, los días son solo eso, días.

—El médico... —Bárbara lo interrumpió.

—Fue hace cinco años, Charlie. ¡Cinco años! ¿Cree que ahora me interesa recordar lo que dijo?

—No—contestó Charlie acomodándose su corbata—, pero creo que deberías considerarlo. Aún hay esperanzas.

—Cinco años... —dijo melancólica sintiendo sus lágrimas correr por sus mejillas—. Los cinco años más espantosos de mi vida.

—Bárbara, tienes que tratar de seguir adelante. No puedes hundirte en esto.

—No puedo, Charlie. ¡No puedo! Te juro que estoy intentándolo. Comencé a salir con Kate y Lauren. Vamos a bares nocturnos; y me he besado con dos mujeres diferentes en una misma noche.

Charlie abrió los ojos, con sorpresa. En los últimos cinco años de ser su psicólogo era la primera vez que Bárbara le manifestaba algo como aquello.

—¿Con dos mujeres, diferentes?—ella asintió—. ¿Que sentiste? ¿Te gustaron los besos? ¿Cómo sucedió?—Bárbara levantó una ceja, sugestiva—. Lo siento pero como tú psicólogo este es un dato importante. Necesito detalles para ir tomando apuntes. Esto es un gran paso.

ᴸᵉᵗʳᵃˢ ʸ ᴰᵒˢ ᴬˡᵐᵃˢ ᴰᵉˢⁿᵘᵈᵃˢ ᴱⁿ ᴾᵒᵉˢíᵃ | |Barbarena||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora