ᴸᵉᵗʳᵃˢ ʸ ᴰᵒˢ ᴬˡᵐᵃˢ ᴰᵉˢⁿᵘᵈᵃˢ ᴱⁿ ᴾᵒᵉˢíᵃ | |Barbarena||

Capítulo 16. |Ejecución|

—¿Estás nerviosa?—preguntó la escritora viéndola con curiosidad. Macarena la vio rápidamente.

—Un poco—fue sincera—. Es la primera vez que haré algo como esto y. . . Si estoy muy nerviosa—rio—. Espero que todo salga bien y de acuerdo al plan que ideamos.

—Todo estará bien. Yo voy a estar a tu lado, y nada malo podrá suceder porque cuando estamos juntas, todo es mejor.

—¿Hasta en los momentos serios eres romántica?—preguntó riendo. Bárbara se encogió de hombros.

—Nadie ha dicho que no se puede ser romántica en determinados momentos y sin embargo me gusta serlo por ti—le dijo—. Cuando amas con el corazón, así como yo te amo a ti créeme que en lo que menos piensas es en el momento idóneo para expresar tus sentimientos—Macarena suspiró al oírla—. Me gusta decirte a cada momento que eres la razón por la cual estoy aquí y siempre quiero estar y eso para nadie es un secreto así que sí. Hasta en los momentos "serios" soy una romántica empedernida por la mujer que le roba el sueño. 

—Me gusta cuando eres romántica—comentó Macarena tomándola por las caderas. Su agarre fue firme pero delicado. Bárbara se perdió en el brillo de sus ojos y la reconoció feliz y emocionada. En ellos había seguridad y era lo único que deseaba.

—Eres preciosa incluso cuando has pasado la noche en vela—acarició su mejilla de manera dulce—. Siempre eres hermosa, realmente—rectificó sonriendo. Macarena mordió su labio inferior.

—¿Crees que en algún momento podré recuperar la memoria y recordar todo lo que hemos vivido?

Bárbara la vio.

—Creo que si le echas ganas podríamos lograrlo, cielo. Voy a ayudarte, pero es poco a poco. No puedes forzarte a querer recordar porque puede ser perjudicial para ti y lo que menos quiero es que algo malo te suceda—ambas se vieron con amor—. Me gustaría mostrarte algo.

Macarena asintió.
Bárbara se alejó de ella caminando hasta lo que parecía ser un cajón de recuerdos. Un cajón de manera donde habían muchas fotografías, incluso las del día de su boda. Macarena lo sabía porque antes, había estado de curiosa observando todo a su alrededor mientras intentaba que los recuerdos regresaran a ella.

—Es una cajonera muy especial porque tiene capturado todos los momentos más felices que hemos vivido—le explicó—. Aunque creo que ya has podido echarle un ojo—dijo viéndola con una sonrisa.

—Lo siento—se apresuró a decir—. No quería. . . Que pensaras que estaba revisando tus cosas.

—Es que no son solamente mis cosas—dijo—, también son tuyas. Esto que ves aquí, es nuestro. Y es tan tuyo como mío así que no tienes que pedir perdón por nada—le sonrió de manera afectuosa—. ¿Ves esta fotografía?—Macarena apreció la imagen que Bárbara le estaba mostrando. Ella se veía feliz. Su sonrisa lo verificaba. Bárbara que estaba a su lado también se veía feliz. Juntas, dentro de un corazón formado con pétalos de rosas—. Fue en París—le dijo—. Querías tener una cita romántica con velas y rosas a nuestro alrededor. Nos sentamos frente a la torre, y nos besamos con locura. Fue uno de nuestros primeros viajes.

—¿Hace siete años?—preguntó Macarena viendo la fecha de la forografia. 

—Hace siete años—afirmó—. Ese día estábamos celebrando un mes más de noviazgo. Yo quería algo sencillo. Una cena, algún vino, y nuestras acostumbradas conversaciones amenas sobre cualquier cosa que se nos cruzara por la mente. En cambio tú. . .—se echó a reír—. Todavía recuerdo el susto que me diste cuando me diste la noticia que tomaríamos el primer vuelo del día siguiente con destino a París—sonrió—. Cuando vi los boletos no podía creerlo. Estaba en estado de shock porque siempre supe que eras aventurera, pero no a ese grado—Macarena suspiró—. En cambio yo solo era de cosas casuales y muy comunes. Como dije, esperaba algo más tranquilo. Incluso, había bajado un repertorio completo de algunos cantautores de época—Macarena abrió los ojos—. Nunca lo supiste porque no quería quitarte la ilusión que tenías cuando me diste la noticia.