「•KING•」↳ʏᴏᴏɴᴍiɴ

V E I N T I U N O

— Adiós, gracias por venir — se despidió uno de los directores de la revista para la cual hicimos la sesión de fotos.

— Gracias a ustedes por invitarnos — sonreí.

Salimos del lugar y entramos al auto, solté la mano de Jackson y me quite los zapatos de charol.

Dos cosas que detestaba: Jackson y usar zapatos de charol.

— El beso no era necesario — le reclamo recordando el beso que me dio en medio de la sesión.

— ¿Que no era necesario? ¡A todo el mundo le encantó! — respondió.

— A todos menos a mi.

— Minnie...

— JiMin.

No me gustaba que me dijera mi apodo, él no lo merecía.

— Jimin, ¿quieres que te lleve a cenar a algún lugar? Podemos ir a ese restaurante vegetariano, Vert, sé que es tu favorito.

Lo fulminé con la mirada.

— Ese restaurante es el favorito de Mark, no el mio — rodé los ojos
— te estás confundiendo de novio.

— Oh.

Una llamada le llegó y contestó

— ¿Hola? ¿Cariño? — habló a través del celular — ¿Está noche? Claro, ven a mi casa, Mark — Qué descaro — No, no estoy con nadie. Te amo, mi niño hermoso.

¿niño hermoso? Agh que Ascó.

— Entonces, esta noche no puedo — me dijo Jackson — ¿cenamos mañana?

— Eres un idiota.

Seungri detuvo el auto frente a la casa de Jackson.

Su casa era tan grande como la mia ya que sus padres eran casi tan ricos como los míos.

— Puedes bajarte, muchacho — le dijo Seungri.

Jackson me dio un beso en la mejilla y bajó del auto.

Hace unas semanas ese pequeño beso hubiera agitado todas las mariposas en mi estómago. Ahora las mariposas estaban vomitando.

Jackson Wang, ya te superé.

No era como el beso en la mejilla que me dio Yoongi hpy en la mañana.

Oh, Yoongi.

Tomé mi mejilla donde Yoongi me había besado.

Min Yoongi, no puedo superarte.

— ¿A donde te llevo, Minnie? — pregunté Seungri.

— A la casa de Yoongi y de ahí vas a la mansión y pasa todo el dia con Noona, quiero que disfruten como pareja.

— No podemos hacer eso, tenemos trabajo.

— Entonces es una orden, trabajan para mí y tienen que hacerlo — le sonreí y él me devolvió la sonrisa.

— Eres increíble.

Cuando le di la dirección de la casa de Yoongi llegamos unos treinta minutos después.

Estaba nervioso.

— Adiós Seungri hyung, diviertanse.

— Adios, Jiminnie.

Salí del auto y toqué el timbre de la casa.

Me dolía la cabeza y estaba algo mareado pero suponía que era por los nervios.