IV

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Ochako mostró una sonrisa incómoda ante aquello. Habían pasado casi dos días y aún continuaba siendo incómodo...

—¡No puedo luchar contra Uraraka!—Katsuki con gran determinación explicaba aquello a Aizawa-sensei, sin mucho éxito.

—Estoy enterado de su situación, pero no puedo hacer trato especial, las parejas para combatir fueron elegidas al azar.—Aclaro con su tono cansado e irritado, la castaña suspiró ante aquellas quejas torpes.

—¡No lastimare a Uraraka!

—Si realmente la amas tanto, no deberías menospreciarla de aquella manera, ¿No crees?—Revolviendo su cabello, Aizawa suspiró, Bakugou apretó los dientes.

—No es que la menosprecie... Pero si peleamos y no logro dar todo de mi, ahí realmente la estaré menospreciando...—El rubio soltando aquello, hizo a Ochako soltar una gran carcajada.

—¡Bakugou-kun eres asombroso!—Tomando su estómago río al punto de escupir.—Es sólo un entrenamiento, pero por favor, ¿Puedes tomarme lo más en serio posible?

El rubio, con un rubor, aprecio esa sonrisa dulce y comprensiva. Ella no se sentiría menospreciada, eso le quería dar a entender.

—Si...

Y con esas palabras, la batalla dió inició.

En lo absoluto inesperado para Uraraka, perdió

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En lo absoluto inesperado para Uraraka, perdió. Y ahora estaba en la enfermería con varias heridas que debían ser tratadas junto a un Bakugou muy arrepentido y preocupado.

—¡¿Realmente estás bien?!—Se notaba la desesperación en su voz, Ochako le sonreía de modo amable.

—Fue una buena batalla, caí por el cansancio, no fueron heridas realmente graves ni nada de eso, sólo debo mejorar mi resistencia, estoy bien, ¿Ves?—Moviendo con gran facilidad sus brazos y piernas dió a entender su condición física aceptable.

—Por favor no te fuerces demasiado.—Con una expresión impotente y frustrada detuvo a la chica de seguir moviendose.—Se que no estás grave, pero no puedo evitar preocuparme por ti.

Ochako dejo de fingir un buen estado, aunque se encontraba bien, realmente estaba algo adolorida.

—Gracias, Bakugou-kun.—Rascando un poco su nuca, sonrió de modo gracioso.—Fue una batalla interesante, al no oírte gritarme "Muere".—Bromeo, esperando calmarlo un poco.

—Hmmm.—Con una expresión de gran arrepentimiento, la miro fijamente, provocando un ligero rubor en Ochako.—Uraraka... san.—El último término le dió gracia, pero dejo que prosiguiera.—Yo... Quiero salir contigo... Este fin de semana.

—¿Eh?

—Quiero que tengamos una cita.—Elevando esos ojos color vino, mostraba determinación con el ceño fruncido y mejillas sonrojadas.

¡OH NO! | KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora