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"Bakugou-kun, me gustas"

Él había oído realmente esas palabras. Realmente había escuchado esas palabras.

—Oi...—Con el ceño ligeramente suavizado la miro.—¿Si sabes que soy el yo normal?, No soy el cursi, amable y obsesivo chico que estaba meneandote la cola.

—¿Bakugou-kun?

—Yo no soy romántico, ni doy regalos porque si, no cambiaré sólo porque así lo quieras.—Tenía una sonrisa algo amarga, forzada, y su ceño algo triste lo hacía desviar la mirada.—Yo no soy ese idiota enamorado que te conquistó.—Una pequeña risa lo hizo callar, frunciendo el ceño como siempre lo hacía, Ochako tomo su estómago con fuerza.

—Realmente no lo recuerdas.—Con las mejillas rosadas y los ojos inquietos demostró su vergüenza, inhalando y exhalando, tomando su pecho, estaba avergonzada.—A mí me gustas, Bakugou-kun, realmente, ¡Muchísimo!—Con sus manos, de manera algo infantil las abrió, haciendo un enorme círculo.—El Bakugou-kun gruñón, nada romántico, que es algo tímido, pero a pesar de todo amable aunque lo niegue, quiero conocer mejor a ese Bakugou-kun, quiero poder estar a tu lado si me lo permites.—Ochako, con elegancia y gracia, llevo su mano posada en su pecho hacía Katsuki, extendiendosela.—El Bakugou-kun frente a mí es el que más me gusta.

Las ventanas a sus lados abiertas dejaban entrar el viento de la tarde con fuerza. Aquel momento no se olvidaría. Aquella vez dónde Bakugou Katsuki apretó los puños en busca de ayuda, porque no soportaba el alarido incontrolable de su corazón. El nerviosismo de este.

Uraraka dejo de extender la mano, y gentilmente sonrió.

—No tienes que responder aún, después de todo, hay mucho tiempo a partir de ahora para nosotros.—Con aquellas palabras le dió la espalda.—Le diré a Hatsume-san sobre su máquina y la cuestión de su dudosa fuente de información, puedes ver sin mi la siguiente clase.

La vio correr, su espalda pequeña, su cabello castaño moverse de un lado a otro, su falda subir y bajar, pero sin mostrar nada...

Y él no pudo decir nada. Quizás a ese punto era obvio. Quizás la obviedad lo hacía más difícil de admitir. Quizás...

Estaba tan feliz que su garganta se había secado por completo.

Estaba tan feliz que su garganta se había secado por completo

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La clase 2A había decidido por un café tradicional. Todos los estudiantes en Yukata y Kimono atendían felizmente a los clientes. Con Todoroki siendo un rotundo éxito, Ashido y Toru apreciaban las ventas, siendo las encargadas de anotar los detalles.

—Etto... Yo no pedí esto, disculpa...

Aquello llamo la atención de los que descansaban, o sea, Mina, Kirishima, Toru, Momo y Deku. Se trataba de otro error de Bakugou.

—Tch.—Su mirada escarlata hizo temblar a la señorita que había señalado su error.—Lo siento... Lo cambiaré.—Pero como buen chico que había sido fuertemente regañado si llegaba a maltratar a los clientes hizo caso de la queja.

¡OH NO! | KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora