—La transacción se realizó correctamente, Junie hyung— comunicó el vicepresidente, Seungkwan, a través del teléfono—. Solo falta que Jeonghan me comuniqué si llegó por completo.
—Me parece bien, asegúrate que llegue el recibo a mi correo y no le digas a Seokmin— pidió con advertencia—. ¿Cómo van los detalles de tu proyecto?
—Hasta ahora bien, la construcción del nuevo hotel aquí en Nueva York iniciarán pronto, si necesito algo se lo haré saber— comentó entusiasmado—. ¿Qué tal su vida en Hawái? ¿ES encantadora así como lo soñó?
—Es magnífica— respondió mordiéndose el labio inferior recordando cada noche que pasaba—. Aunque solo estaré aquí por unos meses; regresaremos a Corea antes del cumpleaños de Lina.
—Supongo que le hará una fiesta en grande.
—Por supuesto, será la fabulosa fiesta del siglo y tú tendrás que ayudarme.
[...]
Con la cara en alto, Jun, agarraba a su pequeña hija, Lina Bé, de la mano caminando por todo el centro comercial, dirigiéndose hacia alguna de las salidas para ubicarse en su automóvil en donde el chófer les esperaba para llevarlos a su nueva mansión.
Lina Bé, una pequeña niña de 7 años, de tez blanca, cabellos largos, claros y lacios; de rasgos finos, pómulos ligeramente marcados, ojos claros y pequeños con rosados labios delgados así como los de su padre Seokmin, nariz respingada y barbilla partida como los de su padre Jun; era arte, así la describían sus padres; nacida en la ciudad de Lille al norte de francia, que para a los ojos de las demás personas que la conocían, era una niña dulce y coqueta.
Un panquecito como la describía su abuela Lee y una excéntrica multimillonaria como la describía su abuela Moon.
Ninguna de las dos mayores mentían, Lina siempre fue consentida al máximo por ambos padres. Y es que desde que era una bebé su fortuna superaba los millones dejando con ciertos celos a algunas partes de la familia.
Seokmin se encargaba de mantener feliz a su princesa y jamás le diría un no a lo que ella pida, siempre y cuando no rebase los límites de posibilidades.
Jun quien pasaba todo su tiempo con la menor, también ponía su gran esfuerzo en que su pequeña hija viva una vida llena de comodidades. Era estricto sobre su hija y nadie que no tuviera acceso podía acercársele. Solo así podía asegurarse de que Lina creciera como una reina.
Le daban un régimen de vida algo caprichoso, pero aseguraban que su pequeña se merecía todo en el mundo.
Incluso ese día no dejaba de ser Lina; la menor lucía un conjunto en color rosa pálido que resaltaba con su lechosa piel. Era una edición limitada de Barbie, probablemente su favorita, por la que le pidió a su padre Seokmin quien con mucho gusto se lo consiguió sin mucho esfuerzo y fácilmente.
Los pasos de ambos Lee estaban a la par, liberando elegancia en su andar. Jun con su felina mirada atraía a cientos de rostros sobre él y Lina imitando la mirada de su padre, movía su perfectamente peinada coleta alta y larga.
Habían asistido al Mall de último minuto porque Lina quería comprarle por sí misma, a su padre Seokmin, un obsequio por ser su cumpleaños.
En su bajada por las escaleras eléctricas, un hombre de tamaño voluminoso topó por accidente con Bé quien debido al gran tamaño de éste retrocedió unos pasos atrás.
Y por supuesto Jun no se quedaría de brazos cruzado.
—Oye, ¿qué acaso no te fijas?— Jun escupió con total molestia observando al hombre que apenado se volvió hacia los Lee—. No puede ser, tienes gafas y no ves bien.
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━Business♡︎SeokHui
ФанфикTras la supuesta muerte del padre de Jun, éste se ve obligado a asumir el mando total de Wen's Company. No solo acarrearía con el dominio y las acciones completas sino que también cargaría sobre él, los errores cometidos por su padre. Sin saber que...