Capítulo 6: Sinister

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Esos ojos... ¿Dónde estoy? Todo está oscuro pero sé que estoy en una habitación, más exacto una habitación de hospital.

 ¿Por qué sé que es una habitación de hospital? "No puedes saberlo Nayra", una voz dentro de mi cabeza que no era mía susurró esas palabras y me estremecí. Me abracé a mí misma, encogiéndome, tratando de hacerme lo más pequeña posible para poder pasar desapercibida, ¿pero desapercibida por quién? No sé de quién me quiero esconder, no sé por qué tengo la necesidad de que no me encuentre.

-Esos ojos...- Elevé la cabeza. Otra vez, esa voz. Venía de mi derecha, era lúgubre... inquietante, tenebrosa pero hermosa. Aspiré fuertemente para meter aire en mis pulmones ya que cada vez se me hacía más pesado respirar, cada vez que volvía aquí me sentía morir. Un fuerte pinchazo en la boca de mi estómago hizo que soltara todo el aire acumulado. Mi aliento caliente formó una especie de neblina frente a mí, ésta bailó ante  mi rostro, elevé mi mano y la atravesé. Estaba helada. Después desapareció, se esfumó y con ella todas mis posibilidades de respirar. Llevé mis manos a mi cuello, mi casi inexistente respiración comenzó a hacerse agónica.

-Ayuda...- Sentí mi cuerpo desplomarse, boqueé. "Necesito aire, me muero".

Me retorcí fuertemente, no aguantaría más. Me convulsioné y mis ojos cambiaron. Mi niebla blanca espesa me hizo sonreír y una lágrima cayó por mi mejilla derecha terminando en la comisura de mi labio. Sonreí ante esta con anhelo, sabía a sal como cualquier otra lágrima y no a sangre. ¿Significa esto que todo acaba aquí?

Me convulsioné nuevamente y la vi, la figura sin rostro. Ella estaba ahí, de pie y me observaba con una risa cínica. Pude ver sus dientes afilados como cuchillos mostrarse. Elevó sus pérfidos dedos señalando a algo detrás de mí.

Giro sobre mi misma y me encuentro con mi reflejo en un espejo, doy pena, estoy totalmente blanca y mi cara luce algo amoratada. Pero mi reflejo no tiene los ojos blancos como yo, los suyos son normales. Con mi mano delineo el contorno de su rostro que es el mío. No puedo tocarla ya que no existe, pero en cambio ella ahueca con su mano mi mejilla, ha salido del espejo. Empieza a cambiar, su rostro va envejeciendo hasta parecer casi cadavérico entonces sus ojos cambian a negro y siento miedo, mucho, estoy aterrada. Ella solo ríe y me observa como si fuera una presa, abre su boca y sus dientes son como los de la figura.

-Esos ojos deberían estar prohibidos.-Cae sobre mí y chillo. Un dolor agudo recorre todo mi cuerpo, me paraliza y no puedo hacer nada. Mil agujas se clavan en cada recodo de mi cuerpo, algo hace que vuelva a girar mi cabeza hacia el espejo y veo mi rostro ensangrentado y parte de mi cuerpo. Chillo nuevamente.

La figura me ha cosido los ojos.

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La luz del día entraba ligeramente por las rendijas del panel chino de mi habitación que había colocado días antes ya, por alguna razón, odiaba sentirme tan encerrada con las persianas bajadas hasta abajo. De pequeña me pasaba igual, recordé que un día rompí la correa de la persiana porque me sentía agobiada, como una jaula y ahora desde que esos malditos sueños me atormentaban era aún peor.

¿Qué coño me estaba pasando?

Me pasé la mano por la cara y salí de la cama. Últimamente me había dado también en dormir sólo con una simple básica blanca y unas bragas cualquiera y todo este conjunto contrastaba con mi pelo. Llegué hasta el espejo de pared de mi habitación y como de costumbre me subí la camiseta por un costado para ver que, efectivamente, ahí estaban las marcas de aquellas manos que me agarraron y me rompieron las costillas en mi sueño. Esta vez vi la figura como en un plano más cercano y pude ver sus manos mucho más claras. Eran huesudas pero humanas, como si no se hubiese alimentado en años y sus facciones estaban desfiguradas aunque seguían algo borrosas. No sabía decir si era un hombre o una mujer sólo sé que ese algo no era totalmente humano.

Inside Demons [Ashton Irwin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora