Anunció importante: Esta historia ha sido actualizada. Sufrió cambios que mejoran la redacción y eliminan varios de los hoyos en la trama. Debido a esto, se agregaron escenas para el disfrute de todas las lectoras. Espero que sea de su agrado.Narradora Aisha:
Iniciar una carrera como modelo, siempre es difícil. Se vuelve más complicado cuando tu apellido no significa nada, para nadie importante en la industria. Yo no era una Kardashian, mucho menos hermana de Barbara Palvin, y a pesar de compartir apellido con Sam y Will Smith, ni siquiera éramos familiares lejanos. Por eso tuve que iniciar por el camino difícil.
Conseguí trabajo en la recepción de la mejor compañía de cosméticos de toda américa: "Pretty Woman". Admito que al inicio la noticia fue difícil. Cuando me propuse ser modelo, creí que mi cara bonita haría que conseguir trabajo fuera muchísimo más fácil; pero: no fue así. Resulta que en las entrevistas descubrí que al parecer era tan gorda, que ni siquiera mis manos servían como referencia para esmalte de uñas.
Pero no me mal entiendan. El trabajo de recepcionista no estaba taaan mal. Trabajar tras aquel mostrador contestando llamadas y agendando reuniones: me dio la fuerza que necesitaba para por fin decirle a papá que abandonaría la carrera de contaduría. Mi destino era la fama y la grandeza, no era estar en un despacho declarando los impuestos de los demás. Eso era lo suyo, no lo mío.
Por suerte no era la única que estaba en esa etapa: Miriam (mi mejor amiga desde el kínder), estaba en el mismo proceso de buscar su independencia ¿Pueden adivinar que hicimos? Así es: empacamos todas nuestras cosas indispensables para mudarnos hasta el otro lado del país y vivir juntas.
Confieso que me tomó poco tiempo adaptarme a la vida en la gran manzana. A veces, eso me hacía sentir culpable. ¿Por qué no extrañaba a mi padre? El diablillo que estaba sobre mi hombro siempre me decía lo mismo: "Ey, Aisha: nadie te cuestiona sobre la hora a la que llegas a casa, o porque te saltas el desayuno, la comida y/o la cena. ¡Nadie se preocupaba por ti! ¿De qué te quejas?".
Tarde me di cuenta que estaba podrida, ¿no me creen? lo demostraré con la siguiente anécdota:
Resulta que un día al mirar mi reflejo sobre las puertas de "Pretty Woman" caí en cuenta que lo único que me importaba era verme deslumbrante. Ni siquiera sé por qué, o en qué punto; pero comencé a creer que mi puesto en la recepción dependía de dos cosas. Primera: la cantidad de blush en mis mejillas. Segunda: la extravagancia y por consiguiente; la cantidad de miradas que mis atuendos atrajeran. Me había vuelto totalmente superficial.
Tal vez eso no los convenza aún, después de todo: el mundo entero siempre está preocupado por su apariencia (aunque algunos lo nieguen), pues nuestra autopercepción depende enteramente de lo que creemos que los demás piensan sobre nosotros...
¿Saben también de qué me di cuenta cuando deje la casa de mi padre? Para empezar, tú eres quien debe lavar los trastes, limpiar el piso, los muebles y lo peor de todo: tú misma debes ir al supermercado y hacer las compras.
Ya sé lo que están pensando: "Aisha, hay aplicaciones que te lleva lo que pidas del súper hasta la puerta de tu casa", y sí, sé que existen; el único problema es que mi sueldo como recepcionista en "Pretty Woman" eran tan mediocre; que apenas y podía pagar la mitad de la renta. No podía darme el lujo de gastar cosas innecesarias. Así que todos los martes me tocaba ir a Hal-Mart para comprar lo que hiciera falta.
Tomen asiento y pónganse cómodos, pues esta historia [(después de una muy larga introducción) ¡Y soporten panzonas!] está a punto de comenzar...
Todo comenzó cierto día que Miriam y yo caminábamos por los pasillos del supermercado. Ella no tenía nada que comprar así que pronto me abandonó para coquetear con el chico que vendía jamón. Ese hombre iba a ser uno más en la lista de visitantes del mes, o como yo solía llamarlos: "granos en el trasero". Sí, todos eran muuuuuuy molestos.
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La Mafia De Hamilton
Romance- ¡Creo que se te olvidó mencionarle mi tipo de sangre, estúpida! -Grité llena de enfado a la par que le soltaba un pequeño golpe en la cabeza a mi "querida amiga"- ¡Como se te ocurre decirle todo eso a este extraño! - Oh vamos, Aisha. Las dos sabe...