Prólogo

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Habían pasado tres semanas desde que la Fase 1 había terminado. Morgan y Logan echaban mucho de menos a Sarah y a Aidan. El valor del Fuego, que les había ayudado a seguir adelante tantas veces, y, cómo no, la ternura incondicional de Sarah, el Agua.

Habían nacido para estar unidos y, ahora estaban más separados que nunca...

Eran los Elementos. Separados no podrían seguir luchando por terminar todo lo que habían empezado. Era una historia muy larga. Aidan y Sarah habían desaparecido sin dar más señales de vida después de aquellas pruebas. ¿Qué esperaban hacer a partir de aquel momento? Estaban acabados.

Morgan salió afuera y encontró a Logan sentado en un banco con la cabeza apoyada entre sus manos.

-Hey, hola- le dijo Morgan casi en un susurro, como si no quisiera que la escuchara nadie.

Logan levantó la vista hacia ella. Estaba tan guapa como siempre. Con aquel pelo rubio ondulado brillante, y, con sus ojos azules sin maquillar. Morgan era preciosa. Incluso podía considerarse su novia a partir del día que la besó. Pero entonces ninguno de los dos sabía exactamente lo que hacía. Los dos necesitaban refugiarse el uno en el otro en aquel momento. Así que era muy difícil saber si lo suyo iba en serio o no.

- ¿En qué estas pensando, Logan?

El chico bajó la vista al suelo y contestó.

-En ellos. ¿Aidan y Sarah no volverán, verdad?

Casi podía decirse que el chico estaba en lo cierto. Sin embargo, Morgan mantenía la esperanza de poder encontrarles algún día.

- Es... Como una pesadilla. Cada vez que pienso en lo que les podría haber pasado, me dan ganas de escaparme corriendo de este lugar.

Morgan sentía el mismo miedo. ¿Y si en la Fase 2 morían?

No tenían noticias de ninguno de los Elementos desaparecidos. Ni siquiera el Sr. Guten ni Simona parecían querer contarles nada. Mantenían un secreto, de eso estaban completamente seguros.

- ¿Dónde estarán ahora? -preguntó Logan al vacío, como si de una pregunta retórica se tratase, sin obtener respuesta.

- Estén donde estén, estarán intentando volver con nosotros.

Logan pensó que eso era una locura. ¿Quién querría volver a aquel lugar? Ahora él daría lo que fuera por poder ver una simple fotografía de Nueva York. Una ciudad civilizada, con parques, niños...

Allá en Halton no había nada. Podía tratarse perfectamente de un planeta inexplorado. Era como si estuvieran en una expedición a Marte.

¿Quién desearía vivir allí?

Sea donde Sarah y Aidan estuvieran, no tendrían ninguna intención de volver.

***

Sarah se levantó temprano, recogió un poco su cuarto que estaba algo desordenado al haber estado fuera por tantos días, ¿o en realidad se había ausentado por minutos?

Decidió ponerse su uniforme escolar, desayunó, y se dirigió a la escuela, alegre.

Sí, aunque parezca mentira, aquel día Sarah se alegraba de volver a la escuela. De volver a ver a sus amigos, a sus profesores...

Los había echado mucho de menos al estar en Halton. Echaba de menos a todos aquellos profesores tan simpàticos. Allí en Halton, el único profesor que había tenido -si es que podía considerarse profesor- era el Sr. Guten. Y a decir verdad, no había sido un profesor entrañable como los que ella conocía...

Entró al hall del colegio y, ¡qué sorpresa se llevó al descubrir que uno de los profesores de Biología le estaba esperando!

-Hola, señorita Sarah. ¡Cuánto tiempo llevaba sin verla! ¿Se ha ido de vacaciones?

Sarah se quedó algo extrañada. ¿Por qué aquel profesor era la única persona que había notado su ausencia en aquella ciudad? Ni siquiera sus padres lo habían hecho, ni su hermano.

-¡Vaya! ¡Incluso esta más guapa que la última vez que la vi!

El profesor, del que no se acordaba del nombre, le dio un golpecito en el brazo.

Sarah se apartó. Ya estaba lo suficientemente asustada de aquel hombre con el pelo blanco, como para que encima le recordara que estaba guapa. ¿Quién se había creído que era?

-Y usted es...

-El profesor Frietz. Voy a sustituir por dos meses a la profesora Anna.

Anna era la profesora de Sarah de Biología. Era muy simpática, y la quería mucho como alumna. Siempre tan responsable y participativa en clase...

Sin embargo, aquel hombre de unos cuarenta años seguía sin sonarle de nada.

-¿De qué me conoces? - preguntó Sarah algo enfadada.

- Soy amigo de tus padres y, bueno... Te di clases particulares cuando eras pequeña.

Sarah por fin recordó todo. Aquel profesor la había enseñado a leer y a escribir antes que a nadie de su clase. Esa era una de las razones por las que ahora era superdotada. Iba avanzada a sus compañeros de clase.

-¡Brad! ¡Ahora ya te recuerdo!

La chica le abrazó y Brad la cogió fuertemente, aprisionando a la chica contra su pecho.

Sarah se apartó rápidamente, ya que abrazarse con un profesor, no quedaría muy bien ante la mirada de todos los alumnos y profesores que pasaban por aquel pasillo a aquellas horas de la mañana.

- ¿Lista para tu primera clase de Biología conmigo? - le preguntó cordialmente el profesor a Sarah.

-Por supuesto, Sr. Frietz.

Y, así, Sarah se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia su aula. Y Brad la siguió con la mirada. Observando con detenimiento la esbelta joven figura de la chica y el balanceo de su cabello ondulado. Era tan guapa, que el Sr. Frietz temía no poder concentrarse dando clase con aquella chiquilla cerca suyo.

***

El Sr. Guten conversaba con Simona. Parecían tener muchos asuntos pendientes de los que hablar.

-Acaban de llamar.

El Sr. Guten sonrió efusivamente.

-¿Quiénes son?

Simona repasó una lista en la que tenía apuntados los nombres y características de cada uno de los dos chicos que se presentarían pronto en Halton como nuevos Elementos.

Comenzó a leer:

-Lizzy, Francia. Nació el 22 de agosto en Toulose. Es muy dinámica y le encantan los desafíos. Pelo castaño claro, ojos verdes, piel morena y de 1,68 m de altura. Su Elemento será el Agua.

-Continúa... -pidió el Sr. Guten, impaciente.

Simonía carraspeó aclarando su garganta y continuó.

-Greg, Alemania. Nació el 1 de diciembre en Berlín. Es valiente, rápido y tenaz. Algo mujeriego y le encantan los retos. Pelo negro, tez muy blanca, ojos marrones. Su Elemento será el Fuego.

Tras leer la lista, Simona miró al Sr. Guten, esperando su aprobación.

Éste la miró y asintió, satisfecho.

-Buen trabajo, Simona. Mañana comenzaremos. ¿Has preparado el plan de transportación a Halton?

Simona asintió muy segura.

-Sí, está todo planeado.

© Saga Elementos: Agua (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora