Aidan se despertó sobresaltado aquella noche. Había tenido un mal sueño del que acababa de despertar.
En aquel sueño, Aidan se veía rodeado de unas puertas blancas con dibujos en ellas. Él se introdujo en una de ellas y había otros tres chicos de su edad que hicieron lo mismo que él.
¿Por qué todo era tan extraño?
Un señor vestido de negro y una señora pelirroja les dieron la cuenta atrás para introducirse en cada una de las puertas.
¿Por qué debían entrar en ellas?
Más adelante, él se introducía en su puerta y vio que se encontraba en un páramo. Sin casas, ni habitantes, ni animales...
El cielo de aquel páramo estaba cubierto por una niebla violeta. ¿Se podía saber por qué soñaba todo aquello?
De repente, Aidan se caía por un profundo agujero creado por un repentino terremoto y se iniciaba una gran tormenta. Con unos rayos y relámpagos que daban verdadero miedo.
¿Qué tipo de sueño era aquel? Parecía sacado de una novela de ciencia-ficción.
Antes de saber cómo terminaba el sueño, Aidan se había despertado a la vez que un rayo de tormenta surcaba aquel cielo imaginario.
Aidan jadeaba encima de la camilla del hospital. Aquel sueño le había sobresaltado tanto que unas gotas de sudor le recorrían la frente.
En ese instante, el sonido de unos tacones le llevó al mundo real.
- ¿Qué te ocurre, Aidan?
Era Gabriella. Con su impoluto traje de enfermera y su melena perfectamente planchada.
Aidan se dio cuenta de que Gabriella estaba diferente al día anterior. Y era simplemente porque la chica había decidido maquillarse un poco de raya y pintar sus labios de fucsia.
- Nada. Solo ha sido una pesadilla...
Aidan tragó saliva intentando que Gabriella no descubriera lo atemorizado que seguía por aquel sueño.
Según le habían contado, él había muerto en una tormenta. ¿Acaso aquel sueño había sido real? No sabía cómo, pero quería descubrirlo cuanto antes...
- Estás cansado. Duérmete otra vez.
Gabriella se inclinó sobre Aidan. Y éste notó como los grandes pechos de la enfermera se balanceaban sobre su cara.
¿Intentaba ligar con él? Gabriella cogió el vaso de agua que Aidan tenía en su mesilla y decidió rellenárselo de nuevo de agua.
- Aquí tienes.
Se lo ofreció y, Gabriella no podía dejar de mirar los labios de Aidan que pegaban un sorbito de agua.
- ¿Necesitas algo más?
Aidan negó rápidamente con la cabeza. Aquella chica estaba pidiéndole una noche de sexo a gritos...
- Está bien, adiós...
Se fue junto con el sonido de sus taconcitos.
Después de que Gabriella se marchara, lo único que Aidan pudo seguir escuchando fue su reloj de muñeca.
No lograba comprender nada. Él recordaba ver parado su reloj la última vez que lo miró.
***
Lizzy se encontró perdida. Se encontraba en un extraño pueblo que apenas tenía una pocas casitas.
Casitas que parecían ser sacadas de un cuento cubiertas por nieve. Lizzy comprobó que aquellas casitas tendrían habitantes ya que de muchas de ellas salía humo por las chimeneas.
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© Saga Elementos: Agua (II)
FantasiDos Elementos desaparecidos. Un engaño. Tierra y Aire deberán reunirse con Fuego y Agua en la carrera a contrarreloj más importante de sus vidas. El Fin del Mundo cada vez está más cerca...