Izuku Midoriya, un chico de 20 años, tiene un aparente sueño "prometedor" como artista musical. Sin embargo cuando ve que varias discográficas lo rechazan por cualquier excusa a excepción de lo que considera importante, su voz; inseguridades constan...
Cancion: call you mine Artista: the chainsmokers ft Bebe rexha
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Two kids with their hearts on fire
Who's going to save us now?
Me encontraba contigo corriendo por las calles desoladas de Tokio, suspirando, cansados y sonrientes mirándonos frente a frente.
Un momento raro, quería besarte.
Pero nos sentábamos en una de las avenidas, tirados en la pista, sin importarnos menos que un auto llegara y nos dejara en el hospital por varios días.
Tenia mi corazón entre llamas ahora, y no sabia si era por el cardio que habíamos hecho ahora o los nervios entre sus respiraciones agitadas o los latidos que teníamos en sincronía.
Me miraba y sonreía, raro. Si le hubiera dicho a mi yo del comienzo del año, antes de todo sobre esto y lo demás, se habría enojado o no me creería y me mandaría a un hospital psiquiátrico.
—¿Sabes que harás luego de la U.A? -preguntaba él acostado por completo mirando las estrellas
—Ni siquiera sé cómo acabara esta noche, Hitoshi -dije entre risas
Me acompañaba y el sentimiento era agotador. Ser feliz era agotador.
Broken kids running through the city Drunk on the subway train
—Deberíamos volver, ¿sabes?. Siento que los demás están preocupados -dije mientras intentaba levantarme pero el me tiró a su lado y negó
—Si estuvieran preocupados te hubieran gritado hace meses por Ana y no negarás que deben estar metiéndose las manos entre ellos -dijo y rei resignado
—Puerco, mi inocencia, tarado!! -dije dramático y reia conmigo.
Al detener las risas sentia su mirada en mis labios, mientras no negaba que sus labios delgados color rosa pálido captaban mi atención.
Went from one conversation To your lips on mine
Sus labios se juntaron a los míos y mis sentimientos colisionaron, mi boca se fundía a la de él sin barreras, no tenía intenciones de detenerme y él ni siquiera pensaba en aquella alternativa.
El aire fue el único que nos hizo detenernos, respirando con pesadez mientras nos seguíamos mirando a los ojos, un destello que me gustó en esos ojos color Mora decían mucho.
Su sonrisa me descolocó al mismo tiempo que nos paraba a ambos con facilidad.
—Quiero enseñarte un lugar -dijiste sosteniendo mis manos, entrelazando mis dedos con los suyos sin ningún no como respuesta
Y me deje llevar. No tenía nada que perder.
Ebrios, corriendo hacia el aparente metro, sosteniendo nuestros dedos como si la vida dependiera solo de esto y nada más. Olvidando nuestros anteriores actos, los problemas, la ansiedad común mientras cruzamos caminos compartidos pero no iguales.
