Capítulo XX- Vuelve

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El temor a lo desconocido, el recurrente egoísmo que surge de las entrañas de las personas, el miedo al mañana, la ira de las memorias, el deseo del conocimiento y el anhelo del olvido. Ese océano profundo de carnívoros sentimientos que carcomen la tranquilidad y la esperanza del corazón, es en gran parte, lo que nos hace seres humanos, y en algún sentido, monstruos disfrazados.

Entre murmullos y caras de espanto, brujas y hechiceros poco a poco ahogaban la imagen de un joven de cabellos negros como el hollín entre palabras de asco y llenas de sarcasmo...

-¿Pero qué le pasa al príncipe Ahn Ki? En lugar de su madre él se encarga de arreglar nuestra reunión mensual. ¡Ah~! ¿qué trata de provocar al mostrarnos a semejante criatura?

-Es desagradable, su cabello es del color prohibido, aunque sea una muñeca es demasiado mostrar esa cosa.

-¿Trata de asustarnos o algo? Su cuerpo es muy lindo, no creo que logre nada con una pieza así.

-Ese príncipe es muy extraño ¡mostrar una pieza podrida!

-Sus ojos dan miedo, ¿no es así?

-Además de todo, la muñeca parece tener un gesto terrible, el artesano debió de mostrarla feliz.

-Sólo quiere llamar la atención, ese príncipe es un idiota... traer tal asquerosidad.

-Alguien debería de romperla.

-Es simple basura con ropas finas.

-Deberían de quitarle esa voz y ponérsela a alguien de cabellos de oro, es un total desperdicio...

-Todo sería más fácil si se deshacen de esa cosa y roban la caja de voz.

-Su voz es repugnante.

Ante tales palabras de desprecio, la mente de Gabriel cayó a los suelos. La imagen de Izaro cantando dentro de la burbuja de cristal, sus ojos marchitos y su expresión sombría sumado a los terribles comentarios de los invitados, provocaron una ruptura tan profunda, que aquel Gabriel dormido se presentó de entre la oscuridad de su alma.

Instantes después, el calor se hacía insoportable, los hermanos Brown consiguieron alejar a todos los presentes antes de ser consumidos entre las llamas que emanaba el hechicero, sin embargo, todos parecían estar en shock, ya que, frente a ellos, un monstruo de ojos rojizos, colmillos tan afilados como el mismo metal, un olor putrefacto que quemaba el sentido común, y un cuerpo alargado y casi del color de la nieve, provocaba que la gente no pudiera moverse...

-Hikari, este estado...

-Nunca pudo llegar a ese grado...

Los hermanos Brown no podían más que, con ayuda de sus familiares, intentar salvar a la gente y admirar aquella figura, mientras tanto, el pequeño Simon logró llegar sin problemas a la burbuja debido a que todos concentraban su atención hacia Gabriel.

-¡IZARO! ¡IZARO! -El pequeño se quito la capa que convertía su cuerpo en el de un hombre maduro, por lo que su forma original volvió al instante.

Temblando hasta la medula, y a la vez presenciando en lo que se había convertido su maestro, Simon comenzó a golpear la burbuja de cristal desesperadamente.

-¿Pero qué centellas te hizo esa bruja? Tu cuerpo... tu cuerpo parece estar rompiéndose, Izaro, con~ con~ contéstame... te necesito. -Con lagrimas recorriendo sus rosadas mejillas, y su garganta hecha un lió al tratar de contener su voz por el miedo, el niño no podía permanecer parado.

Repentinamente, Jung, el segundo príncipe, asustado, trato de sujetar a Simon y llevarlo a un lugar seguro, pero este, al sentir su toque, lo empujo de golpe.

Una tierna maldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora