Epílogo

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 Írek había extrañado sentir la capa de Sadoc sobre sus hombros. Había extrañado también el poder que esta le otorgaba, haciéndolo prácticamente invencible. Los azares del destino, o tal vez su propio descuido, se lo habían arrebatado una vez; no iba a permitir que volviera a suceder.

Pero sobre todo, había extrañado a su hermana.

La observó durmiendo, en el catre de la tienda de campaña que habían montado precariamente en el claro. Sus soldados apenas la habían rescatado con vida del bosque. Nadie sospechaba que fuerza la había atacado, pero Írek si lo hacía. Pensarlo solo le trajo escalofríos; tal vez había ido demasiado lejos. Tal vez los había obligado a volver; quizá los espíritus habían interrumpido su descanso para imponer orden. No en vano su madre solía recitar para sí misma las estrofas de una canción popular:

No te acerques a las sombras, no las hagas enojar.

No pasees por sus dominios, no las quieras sobornar;

Porque las sombras son astutas, su venganza lo es aún más.

Alejó esos pensamientos de su mente. Él no temía a los espíritus. Él no temía a nadie.

Su mirada se posó en el medallón que colgaba del cuello de Dariana. Se sentía satisfecho porque los resultados del hechizo habían sido los esperados; el hombre que había fabricado y grabado el relicario no había sospechado de nada, y grande había sido su sorpresa cuando la ira del rey había caído sobre él.

Pero Írek había montado en cólera al darse cuenta de que ella no le ayudaría. Habría sido una poderosa aliada, más aun siendo acreedora de un gran don. Sin embargo, sabía que su hermana siempre había preferido a Uziel por encima de él, y ese favoritismo ahora le segaba.

Dariana no entendía, en opinión de Írek, lo que era bueno para el pueblo. Aden debía estar unido si quería resistir ataques exteriores, si quería sobrevivir. Solo la unión haría a un reino fuerte y próspero.

Si para lograr su objetivo tenía que terminar con el reinado de su hermano, así lo haría. Lo que muchos considerarían ambición, para Írek era altruismo. Llamó a su principal lugarteniente y dio la orden se preparar las tropas. En dos días Aden sería uno nuevamente.

Y él sería su rey.


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 Decir que me siento total y absolutamente realizada es poco. Es la primera historia larga que termino, despues de una vida de dejar las cosas a medias jaja. Me encantó compartirlas con ustedes! -R

P.D.: Tenía algunos dibujos del rey Sivan y de los escudos de cada reino, pero los perdí :p igual dibujo para el... mal, asi que no se pierden de mucho jaja

Los Reinos de Aden: Oráculo © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora