Sus risas taponaban mis oídos. Malditas perras.
Mi mente se llenó de rabia, mi cuerpo entero se llenó de rabia. Lancé con la poca fuerza que me quedaba y sin oxígeno el puño hacia al frente y lo noté chocar fuertemente.
Se acabó. La presión ejercida sobre mi cuello fue aflojándose poco a poco hasta que pude notar mis pulmones llenos de aire de nuevo.
Respiré con dificultad durante unos segundos. De verdad creía que iba a morir, de verdad.
Me frote suavemente el cuello con mis frías y pequeñas manos.
Miré al frente y observé a las perras en círculo rodeando a la herida.
La miré con los ojos llorosos y me fui corriendo al baño.
Mis rodillas temblaban y mis manos también. Daba por perdida esta batalla desde el momento en que dejé de ver la luz.
Me miré al espejo. Me veía pálida, más que de costumbre, y mi casi rubio cabello parecía cardado. Intente peinarme con las manos temblantes y estiré el cuello. Estaba rojo. No me arrepentí de lo que había hecho.
Las formas de sus manos se habían grabado como fuego en mi delicada piel.
Suspiré.
Abrí el grifo. Y me arrepentí al segundo porque su sonido chirriante era como una bomba para mis oídos. Junté las manos y, cojiendo agua, me la eché en la cara.
-Hola — Miré asustada a la puerta del baño secándome la cara con la manga de mi sudadera.
Era una de las amigas de la puta esa.
No dije nada. Me limité a darme la vuelta y cerrar el grifo con cuidado. Haciendo su sonido el doble de irritante que antes.
-¿Estás bien?
Arranqué un trozo de papel del rollo y me sequé las manos.
-Podrías haberte ahogado.
Me agaché para tirar el papel a la basura que había a mi izquierda.
Me levanté.
-No parecía importarte cuando la animabas a que siguiera.
-¡No! ¡Yo no haría eso! Ni siquiera estaba allí cuando pasó. Acaban de contarme.
-Deberías ir a ver a tu amiga. Creo que le sangra un poco la nariz.
-Eso lo ví — Se rió sin ganas — Le estuvo bien.
Se dirigió al espejo. Abrí la puerta y salí confusa.
Subí las escaleras que llevaban a mi aula. Cómo no. ¿Quién creéis que me esperaba arriba?
Se paró en frente de mí con los brazos cruzados y todas sus inocentes amigas rodeándola.
Llevaba un trozo enorme de algodón en la nariz. Ahora sí estaba más ridícula que nunca.
Intenté pasar pero ella no me dejaba.
Carraspeé — ¿Te ha pasado algo en... La cara?
Las chicas rieron bajo y ella las lanzó una mirada asesina.
*
Llegué y me dejé caer en la cama. Estaba muy cansada. Había sido una mañana muy larga y al fin y al cabo estuve a punto de ahogarme.
La tarde transcurrió aburrida. Como el resto de los días hasta el viernes.
*
A las cuatro y media he quedado con las chicas del recreo. Así las llamaré a partir de ahora. Debo ir a prepararme — pensé.
Así que me dí una ducha rápida y me peiné. Mi pelo se veía realmente bien. Largo, liso y más rubio que otras veces. Era un rubio oxigenado. La verdad es que era muy bonito, aun que depende de como lo miraras a veces se veía moreno. Era raro.
Subí a vestirme y tras un gran rato de confusión me decanté por unos vaqueros largos y una sudadera ancha. Por ir cómoda. Y debajo de ésta una camiseta corta.
Miré la hora. Aún faltaban cuarenta y siete minutos.
-¿Y ahora qué hago? — Pensé en alto.
Destapé el espejo de mi habitación y me miré detenidamente.
Subí lentamente desde mis pies hasta mi cabeza.
Me detuve más en las piernas. Eran horribles.
Mis muslos no eran especialmente delgados. Y mi estómago tampoco.
Miré la báscula. Me subí en ella y me bajé rápido.
47'6 kg.
Dieta. Ya. Muchas veces lo he dicho y no fui capaz pero de verdad que... Lo voy a hacer.
Miré el móvil y al percatarme de la hora guardé la báscula rápido y salí de casa.
Corrí dos manzanas sin parar. Estaba exhausta.
Solo tres manzanas más.
*
La plaza estaba llena de gente, como siempre. Obvio, es el corazón de la ciudad.
Caminé al lado de las chicas del recreo.
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Silence
Teen FictionNo miro, si no observo a través de la ventana de las cuatro paredes tras las que me escondo de la sociedad. Lo veo todo color lluvia, relato la tragedia en mi mente mientras ésta me mata lenta y dolorosamente. Tal vez la vida, solo sea una prueba de...