Octubre

21 2 0
                                    

Jean extendió sus alas lo más que pudo.

-Aún no entiendo por qué decidiste disfrazarte de semejante cosa -Bufó John-. Nadie se disfraza de un ángel en la noche de brujas. Y menos cuando eres hombre.

John se encontraba sentado cerca de la chimenea que no estaba prendida. En aquella casa había calefacción, pero cada vez que podía, a John le gustaba encender la chimenea y sentir el calor de fuego. Por lástima, ese día no pudo. Por su parte, Jean se terminaba de alistar frente al gran espejo de pared que ahí había.

-Mamá dice que los ángeles son seres mágicos que nos cuidan -Respondió Jean con una sonrisa, a lo que John simplemente suspiró-. Además, sólo tengo ocho años, mamá dice que aún me falta crecer.

-Cumplirás nueve en noviembre.

Jean se quedo callado. A veces le molestaba lo pesimista y malhumorado que podía llegar a ser John, pero aún así lo quería.

Jean y John tenían una amistad como pocos.

Jean había llegado a la costa Este hacía ya cuatro años. Su casa estaba justo a un lado de la de John, así que eran vecinos. Se conocieron por primera vez cuando John y su madre invitaron a la familia de Jean a cenar cuando eran recién llegados. En ese entonces John tenía ocho años recién cumplidos y Jean apenas iba a cumplir cuatro.

Los padres de Jean trabajaban constantemente y tenían poco tiempo para estar en su casa, llegaban muy adentrada la noche y salían temprano por la mañana. Y cuando éstos le ofrecieron el trato a John de cuidar de Jean durante la tarde y noche hasta que ellos llegaran a cambio de algún dinero, John aceptó sin rechistar.

John por su parte vivía una situación un poco diferente. Sus padres se habían divorciado cuando él tenía cinco años de edad, vivía con su madre, quien era profesora en un instituto.

John, aceptó cuidar de Jean en realidad porque desde que lo conoció, pensó que era un niño muy tierno; ese tipo de niño frágil que necesitaba ser cuidado apropiadamente. Aunque claro, John jamás aceptaría esto en voz alta.

Ese trato se había dado ya casi dos años atrás. Así que durante las tardes John pasaba el tiempo con Jean, jugando videojuegos con él, ayudándole en la tarea, y de vez en cuando lo llevaba a algún parque para que jugaran.

John se había convertido en el hermano mayor que Jean admiraba. Jean era entonces el hermano menor que John protegía.

-Si ya estás listo, ya podemos irnos. Recuerda que no podemos regresar después de las nueve.

-¡Pero mañana no habrá clase! -Se quejó el pequeño Jean.

-Jean, sabes que me lo han pedido así tus padres -habló John con ternura-. Es por eso que debemos obedecer.

Jean se acercó a John y le hizo una seña dándole a entender que ya podían salir. La noche era un poco más cálida de lo normal, y sin embargo se sentía frío. La noche transcurrió tranquila, yendo de casa en casa pidiendo dulces.

~•~•~

Jean & JohnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora