Jean & John

Enero

John tenía la vista fija en la ventana. Aquella tarde era como muchas otras en las que él se quedaba al cuidado de Jean, pero durante esta tarde, él se encontraba muy pensativo.

Jean jugaba unos videojuegos en la sala de estar.

La tarde parecía irse con cierta calma, sin que hubiera nada fuera de lo normal. Sin embargo, la madre de John y él habían discutido anoche. Se trataba de las notas del chico, que a pesar de que no eran malas, no eran las mejores. La madre le dijo que estar tanto tiempo con Jean le estaba alejando de sus estudios, pues ahora él estaba en séptimo grado, y obviamente era mucho más trabajo que el de dos años atrás.

Por otra parte, la madre de Jean también había hablado de John sobre el asunto. Ella le dijo que entendía que cuidar de un niño no era responsabilidad de él, y que si quería, podía dejar de hacerlo en cualquier momento, o que en todo caso, le pagaría al doble. Al escuchar todo eso, John se sintió como si lo quisieran alejar de Jean. Pero por supuesto, Jean no tenía idea de lo que pasaba.

John había llegado al acuerdo con su mamá de que tendría mejores notas, y también le había dicho a la madre de John de que quería seguir cuidando del niño sin ninguna paga extra, a lo que la señora contestó con un "en ese caso, no te pediré que cuides de Jean los viernes".

Ese día era jueves.

-Jean -llamó el grande.

-¿Qué pasó?

-Mañana no vendré a cuidarte, tu mamá me ha dicho que os viernes no tendrás que ver mi horrorosa cara -bromeó John tratando de bajar la tensión en el ambiente; no obstante, no obtuvo fruto alguno, pues Jean puso una cara de tristeza y amargura que no podía con el mundo entero.

-¿Es porque hice un berrinche en el supermercado? ¿O es porque no quise hacer mi tarea el martes? -preguntó Jean al borde de las lágrimas.

-No es nada de eso, enano -consoló el joven sobándole la espalda al pequeño.

Jean siguió llorando por un rato, y John pudo escuchar el sonido de algo rompiéndose dentro suyo.