Capitulo 2

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Jennie kim

— Jennie —alguien llama a la lejanía—. Jennie, despierta.

Siento menos moviéndome con fuerza, y comienzo a abrir mis ojos, acostumbrándome de a poco a la iluminación del lugar.

— ¿Rosé? —digo mientras que me reincorporo. Como me duele la espalda y el cuello. Parece ser que no he dormido adecuadamente.

— ¿Te quedaste dormida en tu silla?

Miro a mi alrededor. En efecto, me encuentro en mi oficina y sentada en la silla del escritorio.

— Eso parece.

— Levántate ya, es tarde —me levanto de la silla y voy hasta donde ella. La rubia deja una bolsa sobre mi escritorio—. Te he traído el desayuno.

— Gracias por preocuparte por mi, Rosé.

— Si yo no te cuido nadie más lo hará, ni siquiera tu —abro la caja de comida y huelo el dulce aroma que la comida desprende— ¿Terminaste el trabajo ayer?

— Solo me hace falta enviar un archivo por correo y listo —digo con la boca llena, después de probar un bocado del desayuno.

— No hables con la boca llena Jennie — hace una mueca de asco rose.

— Lo siento —digo avergonzada.

Rosé me mira comer en silencio un largo rato.

— Deberias de ir a dormir a tu casa. Necesitas dormir en tu cama y no en la silla de tu oficina.

— Lo sé, quiero mi cómoda cama —suspiro—. Permítete terminar de comer, envio el archivo pendiente y me voy.

Dicho y hecho, cuando el último bocado pasa por mi garganta, voy directa a la computadora y comienzo a teclear en ella. Pocos instantes después ya tenía el correo enviado.

— Listo ya me puedo ir a descansar alfin — Estiró mis brazos y recargo mi cabeza contra el respaldo de la silla.

Rosé se fue mientras comía, dijo que tenia unas cuantas cosas por hacer y que aunque quisiera acompañarme un poco más no podía. Así que se despidió de mi y se marchó.

Recojo mis cosas, voy hasta el estacionamiento a subirme a mi auto y en menos de veinte minutos ya me encuentro en casa. Al llegar quito mis zapatos y subo descalza las escaleras. En cuanto llego a mi habitación me doy una corta ducha y me visto. A continuación me dejo caer sobre la cama y arroparme con las cobijas, logrando quedarme dormida en menos de lo que son cinco minutos.

(...)

Mi celular vibra a mi lado, su sonido chillón retumba por la habitación. No quiero levantarme, pero sé que debo porque esa llamada entrante puede tratarse de algo sobre el trabajo. Así que sin querer demasiado, con mi mano busco el aparato que dejé en alguna parte de la cama. Cuando doy con el respondo al instante.

— Diga —hablo con voz adormilada.

— Pensé que ya no despertarías.

— Mmhhjgk —murmuro— ¿Qué hora es?

— Las siete de la noche jennie.

𝚃𝚎 𝚎𝚗𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛é [𝙹𝚎𝚗𝚕𝚒𝚜𝚊] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora